164 días después, de nuevo al punto de partida. Una Italia así, novedad solo para Gattuso

Un jarro de agua fría. En la noche en la que Gennaro Gattuso estaba listo para recoger los frutos del trabajo de los últimos cuatro meses, la realidad devolvió a la Azzurra a sus dudas y a sus límites. Debía ser otra noche; el primer tramo del encuentro apuntaba a otro guion. Pero la última media hora la bajó de golpe. Mejor dicho, la hundió.

El diagnóstico es claro: a esta Italia le tiembla el pulso. Gennaro Gattuso lo repitió una y otra vez en sala de prensa: "Hemos fallado; tras la primera dificultad no podemos arriesgarnos a hacer el ridículo como hoy". Y en otro momento añadió: "A la primera ocasión en contra perdemos calma en las acciones. Eso hay que mejorarlo. Ahora mismo cargamos con mucha losa: no nos hemos clasificado para el Mundial en las dos últimas ocasiones y no podemos obviarlo. Pero no debemos hundirnos a la primera dificultad; hace falta más confianza en nuestros recursos y no limitarnos a cumplir el expediente cuando fallamos algo".

Anoche Gattuso palpó por primera vez todos los límites de este equipo, también porque la Noruega de Haaland era el primer rival de entidad en su camino. Por desgracia, no es novedad. Al contrario: es el hilo conductor desde la última Eurocopa. Italia simplemente desaparece del campo cuando toca sufrir. ¿Recuerdan Berlín? Aquellos octavos de la Eurocopa tras una fase de grupos nefasta. Pasados por los pelos. La segunda parte se podría ni haber jugado: Italia, arrollada de cabo a rabo por Suiza, resignada a su destino desde el gol de Vargas. ¿Y Oslo? El partido del 6 de junio que acabó con la destitución de Spalletti vio a Italia desvanecerse tras el tanto de Sorloth, con tres goles en contra ya al descanso.

Ayer, en cambio, la Azzurra arrancó bien. Pio Esposito marcó de inmediato y se fue al descanso por delante. Pero siempre volvemos al mismo sitio: en cuanto el rival sube el listón, Italia se bloquea. "Primera y segunda parte, dos partidos distintos. Tras el 2-1 bajamos los brazos", el análisis del capitán, Gianluigi Donnarumma. La misma lectura de siempre, cabría decir. El mismo partido. Como en Berlín ante Suiza, como en Oslo aquel 6 de junio. Ciento sesenta y cuatro días después, de nuevo al punto de partida.