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Conte-SSC Napoli: se acabó el idilio. El equipo ya no le sigue. Palabras que suenan a rendición. Inter FC y AS Roma, líderes: efecto Chivu y Gasp. Italiano, una obra maestra. Juric, fuera; llega Palladino

Conte-SSC Napoli: se acabó el idilio. El equipo ya no le sigue. Palabras que suenan a rendición. Inter FC y AS Roma, líderes: efecto Chivu y Gasp. Italiano, una obra maestra. Juric, fuera; llega PalladinoTODOmercadoWEB.es
© foto de Federico De Luca
Hoy a las 00:00Editorial
Enzo Bucchioni

¿Conte se plantea dimitir?
Todos responden que no; en el SSC Napoli no temen eso, pero las sospechas se multiplican tras las durísimas palabras del técnico, que van mucho más allá de la derrota en Bolonia, además especialmente dolorosa.
La crisis está oficialmente abierta, estallada de forma inesperada, aunque el gran malestar en el vestuario del campeón de Italia ya se intuía tras el sonoro batacazo contra el PSV, y por demasiadas actuaciones muy por debajo del mínimo que exige su libreto.
“Non siamo squadra” (“No somos un equipo”), dijo ayer Conte. Eso ya se había entendido. Pero fue mucho más allá, hasta hacer pensar en la voluntad de tirar la toalla.
“No tengo ganas de acompañar a un muerto”, quizá la frase más dura. Se explica sola.
Y, tras cargarse todas las responsabilidades, Conte fue todavía más lejos con un mensaje que habrá que interpretar bien: “No estoy convencido de poder cambiar las cosas”.
Ahora toca ver si detrás de esta salida de tono se esconde un último y desesperado intento de agitar al vestuario, reclamándoles responsabilidad y aflorando públicamente actitudes que no le gustan, o si de verdad piensa en una “misión imposible” y, por tanto, en una posible rendición si no cambian las cosas.
Es cierto que, tras el scudetto, se instaló la idea cómoda de que el SSC Napoli podía prolongar la magia del curso pasado y, con los nueve fichajes del verano, ser incluso competitivo también en Europa además de en Italia.
Pronto quedó claro que la realidad era otra.
Todos sobrevaloramos al campeón. La gesta fue tan extraordinaria que nadie quiso pensar que quizá McTominay (por citar a uno) firmó una temporada irrepetible, que era imposible sostener cotas tan altas de rendimiento. Y el discurso vale para casi todos. También la complacencia tras el scudetto contribuyó, seguro, a rebajar esa tensión emocional que llevó al grupo a rendir por encima de su valor técnico.
Conte es un entrenador que exige mucho, que eleva siempre el listón: pide hambre, carácter, corazón, además de sesiones muy intensas. El equipo ya no le sigue como el año pasado —lo ha dicho él—, y era evidente. Si ya no hay feeling, si la energía se ha cortado de verdad, la situación puede empeorar.
Conte, como escribió en su último libro, necesita trabajar duro la cabeza de sus futbolistas; debe sentir que puede llevar a todos a compartir conceptos que van desde la dedicación total hasta la aplicación constante para llegar a un fútbol con automatismos claros.
Esa operación no ha cuajado: el SSC Napoli no es la máquina del curso pasado. Quizá a algunos veteranos ya no les apetece sacrificarse, y eso también ha frenado la integración de los nuevos.
En el club intentan quitar hierro. La confianza de De Laurentiis sigue siendo total; se interpreta como un desahogo fruto de la lógica decepción por el resultado, como se ha dicho. En los próximos días habrá reuniones para analizar la situación y ver dónde intervenir. Caso a seguir: veremos si todo vuelve a su cauce. Pero no olvidemos que Conte es capaz de gestos sonados y ya los ha protagonizado en su carrera.
Quien sí puede estar satisfecho con su trabajo son Chivu y Gasperini, que llegarán al parón de selecciones en lo más alto. Para ambos es una especie de revancha frente a las críticas y dudas que les acompañaron en verano.
Chivu parecía un parche tras el no de Fàbregas al Inter FC y, sin embargo, se está destapando como un técnico preparado, de nivel, con ideas y valentía.
“Es muy inteligente y moderno”, me dijo Marotta hace poco. La síntesis es perfecta.
Inteligente por no tocar en exceso al Inter FC como había imaginado en el Mundial de Clubes; moderno por los retoques al libreto de Inzaghi: defensa más adelantada, presión para ir a morder, juego más rápido y vertical, menos previsible. Además, aplica una rotación planificada al detalle que pone en valor a toda la plantilla y optimiza energías. Sorprende, en cambio, ver a la AS Roma en la cima. Conviene recordar a quienes pensaban que Gasp no era apto para una gran plaza y pronosticaban dificultades inevitables por la presión de Roma. También Gasp ha sido inteligente: no impuso de golpe su fútbol, primero ajustó la defensa, sumó puntos y luego trabajó —y sigue trabajando— en sus principios. El equipo le sigue, y eso no era obvio.
Tampoco era evidente que el Bolonia pudiera mejorar el curso pasado, coronado con la Copa de Italia. Más bien al contrario. Y, sin embargo, pese a dos ventas importantes, Italiano —el técnico más brillante de la última hornada— está yendo todavía más allá con un juego intenso y brillante. El Bolonia es un equipo de verdad, al margen de los nombres.
Otro batacazo, en cambio, para Juric. Aquí se ha equivocado la Atalanta. El club es fuerte, pero apostar por un técnico que venía de la peor temporada de su carrera (salida de Roma y descenso con el Southampton) fue un acto de soberbia.
El despido está decidido: Palladino es el elegido para reemplazarle.
¿Están seguros? En Florencia propuso un fútbol muy alejado de la idea de la Atalanta.
En segundo plano, Thiago Motta y Mancini.

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