¿Tiago Gabriel como Dorgu? El Lecce confía en que no. En verano será otra historia
Tiago Gabriel es hoy la gran joya de la plantilla del Lecce. El domingo, el central portugués será protagonista en el Olímpico, en el eje de una defensa que deberá frenar el ataque de la Lazio. Nacido en 2004, cumplirá 21 el día de San Esteban; es un zaguero de casi dos metros que aterrizó en Italia el pasado enero. Desde agosto ha tomado el relevo de Federico Baschirotto con total naturalidad. "Gusta a muchos clubes, no solo a la Juventus", dijo en una reciente entrevista el director del área técnica, Pantaleo Corvino, que después añadió: "Este año se quedará aquí; su presencia es clave para cumplir nuestros objetivos". El objetivo: amarrar la permanencia por cuarto curso consecutivo.
No vender a Tiago Gabriel en la próxima ventana de mercado es la meta de Corvino y el deseo de la afición salentina. Pero en Lecce todos saben que todo depende de las ofertas y que, si llega una irrechazable como ocurrió a comienzos de año, las buenas intenciones pueden saltar por los aires. Hace un año por estas fechas se decía lo mismo de Patrick Dorgu, lateral danés polivalente. El club salentino hizo de todo por retenerle, dijo no al SSC Napoli y a otros clubes italianos interesados. Pero cuando el Manchester United se presentó con una oferta de 30 millones de euros más 7,5 en variables, el Lecce tuvo que dar luz verde. También porque el propio Dorgu apretó entonces para salir y se movió en primera persona para cerrar la operación.
Tiago Gabriel es el enésimo gran acierto firmado por Pantaleo Corvino. Mientras negociaba la venta de Dorgu, Corvino fichó del Estrela Amadora tanto a él como a Danilo Veiga: gasto total, unos dos millones y medio de euros. Hoy solo Tiago está valorado en 25; el club salentino, con razón, pide caro por todo lo dicho. El objetivo es aplazar la plusvalía hasta el próximo verano, pero todo dependerá de las ofertas. Porque si en enero llega un club con 25 millones, o incluso algo más, entonces aguantar se vuelve muy complicado. Prácticamente imposible.



