Calendario enfermo. Una propuesta para que Gattuso tenga más de dos entrenamientos para preparar los partidos en los que el fútbol italiano se juega su supervivencia
El verdadero problema de esta Selección es que, desde hoy, a nadie le importará ya la Selección. Desde hoy, los futbolistas que el domingo por la noche encajaron cuatro goles en San Siro arrancarán la preparación de la próxima jornada de la Serie A y, por tanto, hasta la próxima. No es culpa suya. '¿Vosotros, los jugadores, os veis capaces de hacer algo de cara al playoff teniendo en cuenta que los calendarios están saturados?', le preguntaron a Federico Dimarco antes del partido en San Siro. La respuesta fue la que habría dado cualquier jugador en su lugar: 'Nosotros no decidimos los calendarios. Nuestro trabajo es hacerlo bien. Así que ponernos a disposición del club cuando estamos con el club y de la Selección cuando estamos con la Selección.' Pero, en este último caso, la próxima concentración está fijada para el 23 de marzo, dentro de 125 días y a apenas tres días del partido del 26. Una barbaridad, la peor manera posible de preparar un playoff en el que Italia se juega su supervivencia. De él depende el futuro de todo el movimiento.
Todo el mundo dice que no podemos volver a fallar la clasificación para la fase final de un Mundial por tercera vez consecutiva. Que sería una catástrofe deportiva no estar en Norteamérica el próximo junio. Correcto, correctísimo. Pero, ¿qué está haciendo el fútbol italiano para ayudar a la Azzurra? Respuesta: absolutamente nada. Entre una Serie A con cada vez menos futbolistas italianos protagonistas y un calendario cada vez más cargado, Italia se encuentra año tras año con una selección más pobre en recursos técnicos y con cada vez menos tiempo para pensar en la camiseta azzurra.
El calendario no da un respiro. Gennaro Gattuso, junto a Gianluigi Buffon, Mauro Vladovich y el resto de dirigentes de la Federación, se ha reunido en estas semanas una y otra vez para encontrar huecos que le permitan tener a los internacionales un par de veces antes de finales de marzo. 'Si no, iré con ellos a tomar un té, un café o un trozo de tarta. Les iremos a buscar donde estén. Y rezaré al de arriba para que lleguen a finales de marzo en las mejores condiciones.' La situación es grave, pero no seria. Para intentar mantener un fil rouge entre la debacle de San Siro y la concentración del 23 de marzo, Gattuso querría organizar dos miniconcentraciones en febrero, en las únicas semanas en las que el calendario deja un respiro: el 2-3 de febrero y el 9-10 de febrero. Es prácticamente imposible que los clubes vayan a ceder a los jugadores en ambas; con suerte, en una.
Mejor eso que nada, pero no deja de ser un parche. Útil como un caldito para una fiebre alta. Lo que hoy haría un fútbol serio sería encontrar una solución y mover la 30ª jornada, prevista para el fin de semana del 21-22 de marzo, para que Gattuso tenga a los jugadores a su disposición durante más tiempo. A día de hoy, teniendo en cuenta que la semana anterior se disputan las vueltas de los octavos de final de las competiciones europeas, la Selección se juntaría en Coverciano el día 23 y, entre recuperación y trabajo de descarga, apenas tendría dos entrenamientos para preparar la semifinal del playoff. Una auténtica locura, un escenario que hay que evitar a toda costa. ¿Cómo? Adelantando la 30ª jornada a una de las dos semanas de febrero en las que Gattuso quiere organizar la miniconcentración. Jugar en una semana los cuartos de final de la Copa de Italia y en la otra encajar el campeonato.
Colocar la 30ª jornada de la Serie A del 3 al 5 de febrero, o una semana más tarde, permitiría a Gattuso tener a los jugadores 3-4 días antes. Le daría al seleccionador más tiempo para preparar el playoff. Es cierto que este planteamiento no adelantaría la llegada a Coverciano de quienes juegan en el extranjero. Y que este movimiento exigiría cierta flexibilidad por parte de los clubes de la Serie A y también una negociación con las televisiones que emiten la Serie A y la Copa de Italia. Pero, ¿qué es más importante? Porque esa es la pregunta clave y de ahí deberían partir todas las reflexiones. Luego, para quejarse, somos todos muy buenos, pero cuando toca arrimar el hombro...



