D'Ambrosio se confiesa: "Con el Inter FC me quedó una espina. Inzaghi afrontaba las finales con desparpajo"
 TODOmercadoWEB.es
TODOmercadoWEB.esDanilo D'Ambrosio se retiró hace poco y quiso repasar las etapas de su carrera en los micrófonos de Radio TV Serie A: "Nací en Nápoles pero viví en Caivano, un pueblecito de la provincia, hasta los trece años, cuando me fui de casa para perseguir mi sueño: ser futbolista. Irme de casa al principio fue muy duro; ahora tengo dos niños pequeños y, si me imaginara dejarlos irse con 13 años, se me pone la piel de gallina. Mis padres tomaron una decisión muy valiente: gracias a su coraje y a sus sacrificios soy lo que soy. Recuerdo que, después de que me fichara la US Salernitana 1919, llegué al internado de Salerno: tras recorrer las habitaciones, mis padres me dijeron: 'Si no puedes, nos volvemos a casa', y en ese momento tuve un gran dilema. Por un lado quería volver a mi vida de siempre, pero por otro tenía una enorme hambre de llegar. Así que, con la cabeza fría, les respondí que lo conseguiría".
Luego llegó el salto a Florencia.
"Antes de la ACF Fiorentina hubo un periodo en el que recibí interés del Chelsea FC; mis padres me aconsejaron no pensar en el dinero —me ofrecían cifras importantes—, sino centrarme en un camino que acababa de empezar. Fui a la ACF Fiorentina, donde a los de la generación del 88 aún no les hacían contratos profesionales, pero a los pocos meses hicieron una excepción conmigo. Al final, los consejos de mis padres fueron acertados, sobre todo porque tuve la oportunidad de jugar mucho. Tras competir con la ACF Fiorentina en el campeonato Primavera, quería medirme con el fútbol profesional y fui, en sucesión, al Potenza Calcio, luego al SS Juve Stabia y, por último, al Torino FC, donde con el míster Ventura logramos el ascenso a la Serie A".
¿Cuán importante fue Ventura?
"Fue el primer entrenador que me enseñó el aspecto táctico del fútbol y a entender sus principios. Además, del míster me quedó lo humano y lo profesional, algo que me llevé durante toda la carrera. Exigía que cada vez que salíamos al campo activáramos el chip: una vez en el rectángulo de juego teníamos que darlo todo durante 90', algo que, sobre todo de joven, no es automático. En mi posición, en concreto, me enseñó la importancia de la concentración, de estar enfocado en cada instante de juego, porque ninguna acción es igual a la anterior; cada momento del partido hay que vivirlo como único. Así es como se adquiere experiencia".
Tuvo mucha determinación en el campo.
"Siempre tuve el objetivo delante y me centraba en él, pero al mismo tiempo miraba a los mejores para aprender y mejorar; en mi carrera jugué con muchos futbolistas y entrenadores top. Siempre intenté absorber lo que podía, a nivel técnico-táctico, de compañeros y técnicos: la disciplina de Conte, el desparpajo de Inzaghi para preparar las finales, la convicción de Mancini, la visión de juego de Spalletti... Rasgos que me hicieron crecer año tras año".
¿Quiénes han sido los rivales más fuertes a los que se ha enfrentado?
"He jugado contra Ronaldo y Messi: son fuera de serie, en cualquier minuto del partido pueden dejarte en evidencia. Cuando te enfrentas a ellos debes estar concentrado todo el encuentro, pero por mucho que te esfuerces tienen cualidades por encima del resto. Otros han sido Mbappé, Higuaín, Cavani... Nada más llegar al Inter FC tuve el honor de entrenar con jugadores del calibre de Zanetti, Milito, Cambiaso, Samuel, todos futbolistas que se convirtieron en instituciones del club. Al ver su hambre de victoria, su determinación, su manera de entrenarse y de mejorarse incluso ya veteranos, entendí que, si quería ser mejor jugador, debía aprender de ellos. En la base de todo está la humildad: quien es humilde sabe analizarse de la mejor manera, con sinceridad. Ese fue mi secreto".
El Grande Torino y la camiseta granata. ¿Qué han significado?
"Vestir la camiseta del Toro es una emoción fuerte por todo lo que representa: se vive y se percibe el amor de la afición por los colores, la historia y el equipo que fue el Grande Torino. Defender el granata no es sencillo: es a la vez una ventaja y un inconveniente. Cada vez que subíamos a Superga era para mí una emoción enorme, algo que se te queda dentro".
Háblenos de su etapa en el Inter FC.
"Seguro que al principio fue un poco duro. Había un componente emocional muy importante: siempre fui del Inter FC y no es fácil ponerte su camiseta y honrar al equipo del que eres aficionado. Si no sabes encontrar el equilibrio justo, corres el riesgo de que lo emocional se imponga a lo racional. Al principio no fue sencillo: eran años complicados para el equipo, en plena reconstrucción. Yo siempre intenté centrarme en mí y en mi trabajo, dando el máximo. Sabía que, con trabajo, llegarían los resultados y, de hecho, me quedé en el Inter FC diez años, que no es poca cosa".
Luego, las cosas mejoraron.
"Spalletti arrancó la reconstrucción del Inter FC, dando continuidad al trabajo de Pioli —para mí, una gran persona y un gran entrenador—, marcando líneas aún más exigentes. Con él volvimos a la Champions dos años seguidos. Con Conte, el primer año nos quedamos a pocos puntos de ganar el Scudetto y jugamos la final de la Europa League. El segundo, en cambio, conquistamos el Scudetto, la mayor satisfacción de mi carrera, aunque no pudimos celebrarlo con nuestra afición por culpa del Covid. Cuando ganas, más que por uno mismo, te hace feliz regalar una alegría a los demás. Uno de los remordimientos de mi carrera llegó en la final de la Europa League: en el vestuario no creo que consiguiera transmitir esa idea a mis compañeros, la de ganar por nuestras familias, que nos estaban viendo desde casa".
¿Cómo se encuentra tras colgar las botas?
"Dejar de jugar no fue un shock para mí. Siempre imaginé mi futuro después del fútbol y, poco a poco, he construido mi presente. Hace falta equilibrio, paciencia, un buen análisis y trabajar día a día, como en los entrenamientos".
¿Qué ha marcado la diferencia para usted?
"El equilibrio ha sido una pieza fundamental durante toda mi carrera. Es una cualidad que hay que crear y alimentar, y en la base siempre debe haber un análisis diario de uno mismo. No se trata solo de jugar o no jugar, de ganar o descender; cuenta lo que hace un jugador para mejorar día a día. Yo siempre me hice un análisis honesto de lo que había hecho y de lo que no había hecho en el campo, y de lo que podía hacer más".  
Siempre fue del Inter FC.
"En cada equipo en el que jugué siempre di el máximo, y todos se me han quedado dentro. Una anécdota: cuando estaba en el Torino FC, como aficionado interista vi la final de la Champions y, al terminar, me dije que ahí tenía que llegar: al equipo del que siempre he sido aficionado".


































