Spalletti, el hombre adecuado en el momento equivocado. Una Juve pequeña, atrapada en el Día de la Marmota. Conte desgasta a quien no lo tiene: sin De Bruyne, vuelve a ser favorito
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TODOmercadoWEB.esSi Luciano Spalletti será el entrenador adecuado para sacar a esta Juventus de las arenas movedizas lo dirán el tiempo y el césped. Por experiencia, calidad y carisma, pocos mejor que él. Lástima que, sin culpa propia, llega tarde. Al pitido final de ese Noruega-Italia, mientras se apagaban las esperanzas mundialistas de la selección italiana y quedaba claro que su etapa como seleccionador tocaba a su fin, muchos le imaginaron aterrizando de bianconero. Demasiado tambaleante el banquillo de Igor Tudor, llegado como interino y ratificado con muy poca convicción —no solo en apariencia, a la vista de lo que vino después— a la espera de apostar por otros. No para Damien Comolli: tras encajar los no de Conte y Gasperini, optó por prolongar la etapa del croata más allá de un Mundial de Clubes en el que la Juve no lo hizo mal, aunque tampoco se entiende cómo podía hacerlo peor. Con casi cuatro meses de retraso, el director general bianconero acabó llamando a Luciano, listo para volver a la carga.
Es un retraso que puede pesar en la aventura juventina de Spalletti. Volver del papel de seleccionador al de técnico de club no es un paso menor: la selección es un punto de llegada, y Conte es de los poquísimos que han rendido también después de despedirse de ella. Luciano no tendrá tiempo para preparar al equipo como acostumbra y ni siquiera el parón será más que una oportunidad fugaz: habrá más ausentes que presentes. Tendrá que gestionar todas las contradicciones de un equipo y un vestuario contra los que ya se estrelló Tudor, que paga culpas propias y ajenas en la construcción de la plantilla. Una por encima de todas: de tres nueves para un puesto, el mejor es justo aquel en el que no tiene sentido apostar a largo plazo. Con Dusan Vlahovic, Spalletti deberá decidir: o es titular o no está. Si las suplencias obedecen a una matriz contractual y no técnica, el elefante en el banquillo no ayuda a nadie, ni al delantero serbio ni a Openda ni a David. El ex seleccionador ya gestionó a Totti, Icardi, Insigne: sabe cómo se hace. Aunque quizá elija el otro camino.
Spalletti, sobre todo, se encuentra con una Juve pequeña como pocas veces en su historia, quizá nunca. No gana el Scudetto desde hace cinco años y todo apunta a que serán seis. Desde la salida de Marotta se rompió la magia; desde la de Agnelli, los bianconeri parecen atrapados en el Día de la Marmota. Cada temporada es el año cero, siempre se vuelve a empezar. En este proceso de renovación perenne y casi patológica, el club más laureado de Italia se ha devorado a un gran dirigente como Cristiano Giuntoli y a un entrenador que tarde o temprano volverá a un grande como Thiago Motta. Se equivocaron, sí, pero con ellos al menos se intuía un plan, una idea, un horizonte al que apuntar. Quizá el camino no fuera el correcto, pero al menos había algo. Spalletti no parte de esos presupuestos, porque los tiempos lo son todo, en el fútbol como en la vida, y a quien llega en marcha se le puede pedir que ajuste, no que construya, menos aún de inmediato. Es muy probable que sea el técnico idóneo para hacer olvidar a la Juventus el fango; lo que es seguro es que llega en el momento equivocado.
La jornada liguera en curso ha dejado claro que el SSC Napoli, avanzando a trompicones como ya hizo durante todo el pasado campeonato, gana incluso sin un puñado de piezas clave. Antonio Conte dice una cosa y la contraria, pero quien lo usa como arma arrojadiza comete un doble error. Para empezar, porque Conte no tiene obligación alguna de ser imparcial. Y además, porque muy a menudo el contenido de sus declaraciones es irrelevante, ajeno a lo que pasa o ha pasado de verdad: su objetivo no es contar, es ganar. Y ahí lo único que importa es meterse en la cabeza del rival de turno y descolocarlo, como le pasó a Lautaro. A propósito, vamos a por el Óscar: con la lesión de De Bruyne, su SSC Napoli no es más fuerte, pero vuelve a ser el favorito a la victoria en el campeonato. El belga, que en el fantasy firma números de escándalo porque es un fuera de serie, en el fútbol real está demasiado lejos de la idea de juego de Conte, obligado a moldear y desnaturalizar a su criatura para hacer hueco al gran regalo presidencial. Dentro de unos meses quizá ponga la guinda, pero por ahora el SSC Napoli corre mejor sin él.
En cuanto a las demás, la AS Roma mantiene el ritmo: que levante la mano quien esperaba que Gasperini, en la ciudad con más radios de Italia, se enganchara así y tenga al equipo líder, a (más o menos) un gol por partido. Es un equilibrio fragilísimo, pero si recupera a Dybala y se rinde a Dovbyk puede aguantar a la larga. Quizá no hasta el Scudetto, pero la Champions ya sería un gran objetivo. El rival natural del SSC Napoli es el Inter FC, que tiene de largo la plantilla más fuerte y completa. El rival natural de Conte es Allegri, que en cambio maneja un plantel dependiente de 2/3 jugadores (Rabiot, Pulisic y Modric, no Leao) y un problema serio: Giménez es imprescindible tácticamente pero, más allá del trabajo sucio, todo lo demás se queda demasiado corto como para considerarlo un nueve de Scudetto. El tricolor se lo disputarán estos tres, con la gran incógnita de la Juve de Spalletti. A este respecto: el objetivo es la Champions, pero por delante tiene equipos que han salido mucho mejor y, en apariencia, con bastantes menos puntos débiles: ¿quién les hará hueco? De una ACF Fiorentina demasiado apagada como para ser verdad hay poco que escribir: tras haber sobrevalorado el regreso a Italia de Pioli y no haberlo cuestionado hasta ahora, no tendría mucho sentido hacerlo después de una derrota en San Siro ante el Inter FC. Eso sí, en Florencia están jugando con fuego.










