Bolonia, aquí está Massimo: tras Marazzina llega Pessina, el nuevo Gladiador del Dall’Ara
Una noche que el Dall’Ara no olvidará. El Bolonia de Vincenzo Italiano se impone por 2-0 al Nápoles, vigente campeón de Italia, y se lleva tres puntos de oro que colocan a los rossoblù a solo tres puntos del liderato y les regalan un nuevo héroe: Massimo Pessina, portero nacido en 2007, lanzado al ruedo a los cuatro minutos y capaz de dejar la portería a cero en su debut absoluto en la Serie A.
La noche arrancó de la peor manera para los rossoblù: Lukasz Skorupski tuvo que pedir el cambio tras un saque de puerta que le provocó una molestia en el muslo derecho. Para colmo, Italiano no podía contar tampoco con el segundo portero, Federico Ravaglia, que se cayó en la víspera por un esguince en el tobillo izquierdo. Y así, para sorpresa de todos, llegó el momento de Pessina —un chico de 17 años que hasta hace unas semanas defendía la portería del equipo sub-19 y que ahora ha escrito una página de historia en Bolonia.
A su entrada, el Dall’Ara estalló en un solo cántico: “¡Massimo! ¡Massimo!”, como si fuera el Gladiador de Ridley Scott, rescatando un viejo grito que pertenecía a Marazzina (otro Massimo, autor de 45 goles en 119 partidos con el Bolonia en Serie B). Sus compañeros le arroparon y le animaron, mientras el entrenador de porteros Vincenzo Sicignano no pudo contener las lágrimas al pitido final y le abrazó largamente.
Sobre el césped, el Bolonia respondió con la madurez de los grandes. Tras un inicio de puro psicodrama, fue Thijs Dallinga quien abrió la lata, firmando su primer gol de la temporada en la Serie A y rompiendo una sequía que duraba seis meses (su último tanto databa de la penúltima jornada del pasado campeonato, ante la ACF Fiorentina).
En la reanudación, Jhon Lucumì se encargó de sentenciar con un testarazo imperial bajo la Curva Bulgarelli, estrenando su cuenta en la Serie A.
El Nápoles trató de reaccionar, pero se estrelló con la solidez rossoblù y con la sorprendente seguridad del joven Pessina, aplaudido en cada intervención por su gente. Al pitido final, el Dall’Ara se convirtió en una fiesta colectiva: sus compañeros lo mantearon, el portero juvenil se convirtió en el héroe inesperado de una noche perfecta.
El Bolonia de Italiano vuelve a soñar con Europa, pero por encima de todo, este triunfo habla de coraje, corazón y pertenencia. Y de un chico de 18 años que, en una soleada tarde de noviembre, descubrió lo que significa hacerse mayor.



