Orsolini: "Con el Bolonia hemos conseguido replicar el modelo Atalanta. El mérito es de todos"
Riccardo Orsolini, extremo ofensivo del Bolonia y de la selección italiana, concedió una larguísima entrevista a Cronache di Spogliatoio, en la que volvió a hablar de la famosa llamada de Javier Zanetti, su ídolo de niño: "Fue una gran emoción, al principio no me lo creía. Una vez dije que sería un honor recibir su camiseta firmada y me llegó al campo. Entendí que era la persona que yo pensaba, muy humilde".
¿En el fútbol a veces nos tomamos demasiado en serio?
"Sí, y también por no romper con reglas que son un poco demasiado opresivas. El deporte es diversión, cohesión, compartir; también entrenar a veces, ser un poco menos serios… Sin quitar que cuando trabajas hay que hacerlo con el máximo respeto y la máxima determinación, pero ese punto de simpatía a veces ayuda a trabajar mejor. Cuántos talentos se han echado a perder por culpa de personas o situaciones extradeportivas… El deporte debería volver a respirar ese aire sano de antes, pero por desgracia el fútbol ha cambiado, para bien y para mal. Es el reverso de la moneda, y también le toca al futbolista saber con quién juntarse. Yo he tenido bastante suerte".
¿Mihajlovic fue una persona determinante para usted? Di Leo nos dijo que se sentaba a su lado incluso cuando no jugaba.
"Normalmente hay una mesa para el cuerpo técnico y otra para la plantilla, pero con Siniša estábamos todos mezclados y él me quiso a su lado. Comía y cenaba siempre con él, y fue precioso porque conocí mucho a la persona. Me hizo ver el cariño que me tenía, me había adoptado como ahijado; son cosas que vuelven cuando miras atrás y piensas en el camino que has hecho, en el recuerdo del hombre. Siempre le he mencionado en mis entrevistas, incluso después de la Copa de Italia; siempre he tenido un pensamiento para él y su familia porque era como si yo también formara parte un poco. Me enseñó muchas cosas, me apretó, pero, incluso cuando lo hacía de forma brusca, tenía un propósito. Con el paso de los años vuelves a anécdotas, recuerdos, y cuando me lo recordáis siempre se me escapa una sonrisa: es un momento bonito de mi vida futbolística. Él nos dio estabilidad, pusimos las bases y nos encarrilamos en nuestro camino".
¿Qué le parece el camino que habéis hecho con el Bolonia?
"Si pienso en los primeros meses en el Bolonia y en lo que es hoy… El mérito es de todos; los primeros que creyeron en este proyecto fueron los de la entidad, los dirigentes y todo el personal que hizo posible que creciéramos exponencialmente cada año, intentando replicar el modelo Atalanta. Ese era un poco el objetivo y hoy puedo decir con total firmeza que lo hemos conseguido".
¿En Italia no se apuesta por los jóvenes?
"Hay esa búsqueda casi asfixiante del talento. Hoy Italia tiene que tener a toda costa un Lamine Yamal, un Mbappé… En cuanto vemos a uno un poquito bueno, ya es un campeón".
Camarda y Pio Esposito sufren mucha presión.
"Sin dar nombres, se les mete demasiada, demasiada presión. Son jóvenes, algunos ni siquiera son mayores de edad. Si pienso que a su edad hubiera tenido presiones así, no sé cómo habría reaccionado; es un error enorme. Deben tener tiempo y margen para crecer, para equivocarse. Si uno no se equivoca, nunca entenderá el error. A veces esa búsqueda obstinada, obsesiva, compulsiva es un problema. Los medios no les ayudan; al chico hay que cuidarlo, pero también hacerle entender ciertas cosas. Quiero sentirme importante, pero también demostrarlo. En el extranjero no tienen problema en poner de titulares a chicos de 15 años; es la concepción del fútbol lo que falla. En Italia hay realidades como la nuestra que no piensan con la mentalidad adecuada. Todo parte de las canteras y de cómo se educa a los niños. El problema está en el origen; Italia nunca ha carecido de talento".
¿Hay más presión ahora que antes?
"El joven de hoy es más 'fenomenito'. Ves a los chavales llegar al campo tras medio campeonato con el Primavera con el móvil nuevo, los auriculares, la cartera de Louis Vuitton, las gafas de sol… Ya parecen jugadores consagrados con 15 años, y es lo peor que hay. Esas distracciones te roban energía vital, hambre de llegar. Las novatadas hoy han desaparecido y por un lado es lógico, pero te ayudaban a entender ciertas cosas. Yo siempre intento estar con los más jóvenes; en Bolonia tenemos muchos, y trato de integrarles y de que se sientan importantes cuando están en el centro de nuestro sistema. Hay que ponerse en la piel del otro, eso ayuda; siempre he tratado a los demás como a mí me gustaría que me trataran".
El punto de inflexión llegó con Thiago Motta para el Bolonia.
"Llegó y trajo otros cambios a nivel de campo, muchísimas novedades. Con él nos convertimos en un equipo bonito de ver, eficaz y que sacaba resultados. Teníamos un juego alegre, pensamos un poco más en la parte estética. Logramos la histórica clasificación para la Champions League; nos llevó al punto más alto de la historia reciente del Bolonia".
¿Alguna anécdota con Thiago Motta?
"Era un loco revolucionario. Tenía ideas propias de juego, incluso de entrenamiento, totalmente distintas al enfoque estándar de otro técnico. Preparábamos poco al rival; nos concentrábamos más en nosotros, en nuestro juego, luego también hacíamos vídeos, claro… Enfocábamos las sesiones en el nosotros; éramos un poco presuntuosos, descarados. Marcó un paso importante porque en el primer año nos acostumbramos a entender sus metodologías; luego queríamos entrar en Europa, pero superamos las expectativas. Después tomó otra decisión, pero nos dejó unas bases importantes".
Luego llegó Italiano.
"Tuvo la inteligencia y la habilidad de mezclar sus conocimientos con los que ya tenía el equipo para formar una máquina casi perfecta. Nos entendimos desde el principio porque valoro muchísimo a las personas francas, porque entiendo lo que sientes: eres real y transparente. Al principio tuvimos dificultades; él no conseguía transmitirnos sus ideas y nosotros no las entendíamos, pero luego nos soltamos, nos fundimos y nació un binomio perfecto. La victoria en la Copa de Italia fue la guinda del pastel del recorrido y nos convertimos en un equipazo".
Thiago Motta le pedía jugar con una sonrisa.
"Son cosas que comparto. A veces ayuda a rebajar la tensión, a tranquilizar, une. En el campo, concentrados, bien, con garra, pero con una sonrisa, ayuda mucho. Siempre he afrontado mis batallas y ese es el modo correcto para mí".
Cuéntenos su celebración del "toc toc".
"Nació como una broma, no estaba preparada. Iba, como siempre, hacia la Curva; luego vi la cámara gigante y dije: 'Ahora la reviento'. Y empecé a golpear, toc toc. Todos tenían sus teorías, pero yo pensé que era una forma nueva, bonita; ahora los niños la imitan. Es un rasgo distintivo. Dije que era para un amigo en casa porque no quería crear polémicas; no pensaba que tendría tanto éxito, me quedé sorprendido".
Siempre creyó en la selección.
"Cuando llegas a un punto de la carrera… yo ya la había probado: marqué en el debut, quizá fue el punto álgido de mi trayectoria. Cuando debuté, Vialli te preparaba el banderín con el número de debutante que eras en la Selección. Gianluca decía siempre: 'Azzurri una vez, Azzurri para siempre'. No olvidaré nunca esa frase; dentro de 50 años la recordaré, era algo con lo que soñaba".
¿Cómo es el aficionado del Bolonia?
"Muy respetuoso; en la ciudad te mueves tranquilo, te dejan en paz, hay una presión sana. Son muy cordiales, discretos, de una educación única. Es el que te mima, pero cuando va al estadio se hace notar, y eso es lo bonito del aficionado boloñés. Estoy contento con la afición que tenemos; no todos pueden presumir de una educación así".



