La Juve pierde a Vlahovic: ahora hacen falta las 'caritas de cabr*n' de David y Openda

“Tienen que tener esa carita de cabr*n; si no, los demás notan que eres tímido y te pasan por encima”. Mientras lo decía, Luciano Spalletti ya intuía que iba a tener que prescindir de Dusan Vlahovic durante un tiempo. El técnico de la Juventus, tras la victoria ante el Cagliari, había espoleado así a Lois Openda y Jonathan David. Como quien dice: buenos, pero no se implican. O, como mínimo, no muerden.

Tres goles entre los dos. De momento, ese es el balance en bianconero del belga y del canadiense. La fría salida a Bodo había calentado las esperanzas de la afición juventina de verles estrenarse de cara a gol. El 2-1 a los sardos, al menos en lo que respecta a David —Openda, objetivamente, jugó cinco minutos—, confirmó que el bloqueo sigue ahí. Y ahora a la Juve le urge que se destapen, y rápido.

Desde que llegó, Spalletti ha apostado casi siempre por Vlahovic: salvo el duelo en Noruega, el ex de la ACF Fiorentina siempre ha salido de inicio en la etapa del ex seleccionador de Italia. No con un botín estelar, todo hay que decirlo: dos goles en seis partidos entre Serie A y Champions. Con todo, era sobre él sobre quien Luciano quería cimentar su proyecto bianconero.

De David y Openda, que para Spalletti son ambos puntas de referencia —aunque el canadiense puede actuar también de segunda—, las señales han sido mínimas. Es difícil reducirlo todo a los fríos números, que, en cualquier caso, son elocuentes: dos goles en 681 minutos para el primero, uno en 460 para el segundo. El problema de ambos son las sensaciones: para jugar en la Juve hace falta mordiente y colmillo, y estos dos, a menudo embarullados en los últimos metros, no han dado grandes señales de tenerlo.

De lo contrario, a Spalletti no le quedará otra que inventarse algo. Pensar en el mercado suena complicado; una opción sería apostar por Yildiz como nueve, con Conceicao y Zhegrova por fuera. No es así como se concibió la Juve, y tampoco sería la mejor manera de exprimir a dos futbolistas que, además, son propiedad del club. Pero esa carita… o la tienes o no la tienes.