La guerra Mbappé-PSG sienta jurisprudencia: no está en juego solo el jugoso finiquito

Los abogados de Kylian Mbappé y del PSG se vieron las caras este lunes ante el Consejo de París en una vista clave sobre el ya célebre contencioso entre el campeón francés y su ex club. Mbappé solicita, entre otras cosas, la conversión de sus contratos de duración determinada (CDD) en contratos indefinidos (CDI), un asunto jurídico de enorme complejidad.

Adrien Rabiot ya recorrió ese camino y logró convertir sus CDD en CDI; en el caso de Mbappé, la decisión llegará el 16 de diciembre. Pero, ¿puede un futbolista profesional equipararse a un trabajador común? ¿Y puede el CDI convertirse en la norma en el fútbol? Según los expertos, la diferencia es clave. En el fútbol profesional rigen reglas específicas fijadas por el Código del Deporte, que se aplican a jugadores y entrenadores con independencia de la normativa laboral general. Antes de la ley del 27 de noviembre de 2015, los contratos de los jugadores se regían por el Código del Trabajo, con límites precisos sobre duración y renovaciones. Tras esa ley, los CDD pasaron a ser la norma para los deportistas, con duraciones de entre 12 meses y 5 años, sin topes claros en las renovaciones.

Mbappé, que llegó al PSG en agosto de 2017, queda por tanto bajo el régimen del Código del Deporte. Sus abogados, sin embargo, alegan que también debe tenerse en cuenta el Acuerdo Marco europeo de 1999, que otorga a los contratos indefinidos una fuerza jurídica prevalente. Aun así, los expertos advierten: el CDD seguirá siendo la norma en el fútbol profesional. Solo errores de redacción —por ejemplo, CDD excesivamente largos, de más de seis años— podrían derivar en una recalificación como CDI, con importantes consecuencias económicas, incluidas indemnizaciones por despido, preaviso y vacaciones no disfrutadas. La vista en París confirma lo delicada que es la frontera entre el derecho laboral y la regulación deportiva en el mundo del fútbol.