La mano de Chivu, detrás de la transformación de Diouf: de comparsa a protagonista
Tres señales, una certeza: tras su buen ingreso ante el AC Milan y la gran actuación a domicilio contra el Pisa, Andy Diouf volvió a destacar —con una aportación aún más contundente— en el 5-1 con el que el Inter FC derrotó al Venezia FC en los octavos de final de la Copa de Italia.
El descaro, la personalidad y las ganas de pesar, mostrados ante los rossoneri y los toscanos, habían sido una señal importante: el francés empezaba a adaptarse a un entorno diferente, el nerazzurro, que desde el inicio se mostró dispuesto a esperarle por sus condiciones. Como ha explicado el director deportivo del club, Piero Ausilio, el fichaje de Diouf no fue una decisión casual ni improvisada. El Inter FC está convencido de que el galo puede escribir páginas importantes con la camiseta nerazzurra en un futuro próximo.
Gracias al trabajo minucioso del técnico Cristian Chivu y de su staff, Diouf ha podido iniciar un proceso de integración en el contexto milanés sin urgencias ni atajos, lejos de una prisa que habría sido perjudicial para su crecimiento. Con su inteligencia emocional, sensibilidad y gran lectura de los tiempos, el técnico nerazzurro prefirió no lanzarlo a los leones en los primeros meses tras su llegada a Milán.
Tras las pequeñas apariciones ante Torino y Cremonese, en las que Diouf estuvo a punto de comprometer al equipo con alguna salida de balón defectuosa en campo propio, la receta fue esperar: antes de causar daños potencialmente permanentes en su aventura de nerazzurro, Chivu apostó por la 'paciencia estratégica', sembrando en los entrenamientos diarios y en las charlas con el jugador las bases de lo que se ha visto en los últimos partidos de Diouf con la camiseta del Inter FC.
La personalidad y el deseo de influir son cualidades intrínsecas del futbolista nerazzurro, como se desprende de esos primeros encuentros —en los que no logró pesar como quería—, cuando se atrevía con la jugada pese a la presión de San Siro y a su escasa integración en el nuevo contexto italiano. El verdadero factor del cambio es psicológico: ahora Diouf tiene más claridad y mejor lectura. Sabe cuándo acelerar y cuándo pausar la circulación, cuándo romper al espacio y cuándo gestionar el balón con cabeza para encontrar los resquicios adecuados.
Si el Diouf que vemos ahora se acerca a una versión 2.0, la más alineada con las expectativas de la dirección y del cuerpo técnico nerazzurri, el mérito es de dos protagonistas: Chivu y el propio Diouf. El primero, por saber tocar las teclas adecuadas —con la empatía que le caracteriza— y acompañar con inteligencia y atención su proceso de adaptación. El segundo, por sumergirse de lleno en un mundo completamente nuevo como el milanés, mostrando máxima dedicación y predisposición al trabajo para demostrar que la apuesta del Inter FC no fue un error.
De los méritos a las expectativas futuras: seguir la senda marcada por el trabajo de Chivu y la aplicación mental de Diouf es la clave para consolidar la metamorfosis del centrocampista francés en el Inter FC, de actor secundario a pieza estratégica en el tablero del técnico nerazzurro.



