Abucheos, 31 toques y un gol clarísimo fallado: radiografía del regreso de Zaniolo al Olímpico
Abucheos ensordecedores en el calentamiento, abucheos ensordecedores en el saque inicial, abucheos ensordecedores al salir del campo. No fue un domingo tranquilo para Nicolò Zaniolo. El mediapunta de 1999, que en el Udinese vive un auténtico renacer, regresaba como rival a la que fue su casa, el Olímpico con la AS Roma como local, donde el año pasado no sentó nada bien su celebración. Peligro esquivado esta vez.
En los 82 minutos que estuvo sobre el césped, muchos de ellos enfrascado en discusiones con rivales —con su ex compañero Mancini y también con Koné—, Zaniolo tocó el balón 31 veces y probó cuatro regates, solo uno con éxito. Recibió tres faltas y perdió doce balones. Dio un pase clave, firmó un 73% de acierto en el pase y ganó 5 de 11 duelos a ras de suelo. Números correctos, lejos de ser memorables. Y quedaron empañados por una ocasión clarísima desperdiciada.
Poco antes de ser sustituido, de hecho, el gran ex recibió de Ndicka un auténtico regalo. Lo tiró por la borda: disparó al cuerpo del extraordinario Svilar, valiente en una salida baja. Una garantía, el meta serbo-belga, para el equipo de Gasperini. Por la celebración polémica del año pasado ya pidió perdón; hoy se hizo perdonar. Pero no consiguió apagar los abucheos ensordecedores de su antigua afición.



