Primeras grietas en la máquina que parecía perfecta: un Bayern demasiado frágil ante el Arsenal
El Bayern Múnich encajó ayer su primera derrota de la temporada, un 3-1 que no enciende las alarmas pero sí obliga a una reflexión profunda. Ante un Arsenal en modo europeo, el equipo de Vincent Kompany comprobó cuáles son hoy sus límites: no estructurales, sino competitivos, especialmente frente a un rival capaz de subir el listón técnico y físico en los momentos clave.
En comparación con el contundente 4-1 encajado el año pasado en Barcelona, cuando los bávaros fueron literalmente arrollados, el panorama es distinto. Durante media hora el Bayern aguantó y hasta firmó un magnífico gol coral rematado por el joven de 17 años Lennart Karl, la mejor noticia de la noche. Pero tras el descanso el Arsenal metió una marcha más: presión feroz, orden táctico impecable, calidad en el toque y una gestión de los espacios que rara vez se ve en la Bundesliga.
Declan Rice dominó la zona central; los movimientos sin balón de los Gunners dejaron en evidencia las dificultades de los alemanes y las jugadas a balón parado del equipo de Arteta generaron un 'caos organizado' que el Bayern no supo neutralizar. Y cuando sube la intensidad, pesan los duelos: varios de los de Kompany no dieron la talla. Neuer cometió dos errores graves, Upamecano rozó la expulsión, Pavlovic sufrió la fisicidad inglesa, Olise nunca entró en juego y Kane quedó enjaulado por la zaga londinense.
No es una derrota que ponga en jaque el proyecto, pero sí borra —al menos por ahora— el relato del Bayern como equipo dominante de Europa. Y al mismo tiempo subraya una idea que Arteta y su Arsenal han dejado clara: al Bayern se le puede ganar.



