Ninguno de los fichajes de la Fiorentina disputó competiciones europeas la pasada temporada. Salvo uno
Un equipo de Champions. Eso era lo que soñaba Florencia al inicio de esta temporada, después de que Rocco Commisso invirtiera a lo grande en el mercado, casi 90 millones de euros. Ingresando mucho menos, incluso contando la venta en propiedad —y por tanto dinero de vuelta— de Nico González, y los 33 millones por el ejercicio de compra a la Juventus.
Así, la Fiorentina se reforzó con: Tariq Lamptey del Brighton, Hans Nicolussi Caviglia del Venezia, Roberto Piccoli del Cagliari, Simon Somh del Parma, Jacopo Fazzini del Empoli —donde también jugaba Mattia Viti, llegado del Niza— y Edin Dzeko, del Fenerbahçe, a coste cero. El único que jugó en Europa el curso pasado fue precisamente este último. Un crack, pero con 39 años a sus espaldas. Difícil fiarlo todo a los goles de alguien a un paso de los 40, aunque se haya quedado Kean y, además, se hayan pagado 25 millones por Piccoli.
Gastar mucho dinero no significa, automáticamente, gastarlo bien. Si intentas montar un equipo más fuerte fichando solo a jugadores que la temporada pasada pelearon por la permanencia, no hay garantías de que vayan a rendir de inmediato. Por suerte o por desgracia, el fútbol no es una ciencia exacta, así que este escenario podía darse perfectamente.



