Atalanta, ¿resurrección definitiva tras Marsella? Ahora manda la continuidad para volver a lo alto

Nunca es tarde para corregir los propios errores, y el Atalanta en Marsella demostró que, si quiere, puede. Citando a Homer Simpson, el Atalanta es "la causa y la solución de todos sus problemas": tanto se equivocó la Diosa en Udine como estuvo de notable en el Vélodrome, donde el equipo no aflojó ni un centímetro pese a las dificultades que planteó el rival, a alguna imprecisión y a una falta de pegada en el área: si no fallan los delanteros, aparece la mala fortuna o el VAR.

Lo mejor de este triunfo fue ver un bloque compacto y con la mentalidad adecuada tras altibajos. Un Atalanta que siempre es el espejo de su entrenador, Ivan Juric, que transmitió la energía adecuada para competir de tú a tú, esta vez con premio también en el resultado: algo que no se había visto en los encuentros anteriores, aunque aún hay cosas por pulir en la definición, los errores en la salida de balón y una gestión de los cambios que puede perfeccionarse (sobre todo arriba).

¿Es justo hablar de renacimiento? No. Porque esta es otra puerta que el Atalanta debe aprovechar para arrancar, esta vez de verdad. Ahora toca volver a centrarse en la Serie A, donde solo existe una palabra: "continuidad". Solo encadenando resultados positivos se puede remontar el vuelo y renacer de sus cenizas. Más bien, la Diosa de Ivan Juric, para la que será fundamental mantener al grupo aún más unido, ha sido hasta ahora una máquina competitiva, pero con el limitador puesto de forma permanente en un contexto que exige pisar a fondo. Justo lo que hizo el Atalanta en Marsella, y quién sabe si anoche llegó por fin el verdadero punto de inflexión.