México, muchas sombras y pocas luces. El Mundial en casa corre el riesgo de ser un fiasco
Campeón de la Copa Oro el pasado verano, el México parecía el más sólido de los tres países anfitriones del Mundial 2026 y soñaba en grande tras el triunfo ante Estados Unidos en la final del torneo. "El Mundial 2026 será un gran banco de pruebas para nosotros y tenemos un año para prepararnos de la mejor manera (...) Hemos dado pasos adelante en la CONCACAF: Panamá, Canadá y Estados Unidos nos habían pasado por delante y teníamos la sensación de estar parados. Hoy volvemos a ocupar un papel central", aseguraba el seleccionador Javier Aguirre tras el título.
Desde entonces, sin embargo, El Tricolor parece acusar el peso de su condición de anfitrión. Desde la Copa Oro, México no ha vuelto a ganar: cuatro empates poco convincentes ante Japón, Corea del Sur, Uruguay y Ecuador y, sobre todo, un contundente 4-0 encajado en casa contra Colombia. Un resultado que desató la protesta, con los ultras del Estadio Corona pidiendo la destitución de Aguirre.
Un panorama preocupante a seis meses del Mundial. "México parece cada vez más vulnerable frente a las selecciones más laureadas", escribe La Jornada. El Los Angeles Times advierte: "México debe evitar hacer el ridículo en 2026 y dar continuidad al trabajo iniciado". También Récord subraya la tensión creciente, agravada por las declaraciones del técnico tras el 0-0 ante Uruguay, consideradas fuera de lugar.
Más allá del juego, el gran problema es el relevo de Guillermo Ochoa: Raúl Rangel, uno de los nueve porteros probados, fue pitado por la afición, mientras muchos piden a Carlos Acevedo. "Es triste que te piten en casa", admitió Raúl Jiménez. La única luz de verdad es el joven de 17 años Gilberto Mora, brillante ante Uruguay, un talento diferencial en un grupo aún inestable entre promesas y veteranos a la baja. Esta noche México se medirá a Paraguay con la esperanza de cambiar el rumbo y llegar más tranquilo a la última concentración de marzo.



