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El caso Rimini, enésima herida para el fútbol italiano. FIGC y Covisoc: que las normas sean más estrictas

El caso Rimini, enésima herida para el fútbol italiano. FIGC y Covisoc: que las normas sean más estrictasTODOmercadoWEB.es
Hoy a las 14:20Serie A
Luca Calamai

La exclusión del Rimini FC es otra herida profunda para el fútbol italiano. Y vuelve a poner con fuerza sobre la mesa una pregunta que estalla cada vez que un club desaparece con la temporada en marcha: ¿por qué se inscriben en la Serie C equipos que luego no consiguen terminar el campeonato? El curso pasado les tocó a Taranto y Turris; esta vez, al Rimini FC. La única manera de protegerse de derrotas así es endurecer las normas de admisión al torneo. La pelota, en este frente, la tiene la Federación Italiana de Fútbol. Por tanto, el presidente Gravina. Las reglas que orientan a la Covisoc son probablemente insuficientes. La Liga de la Serie C, por ejemplo, ha propuesto y obtenido que a partir de la próxima temporada se eleve el índice de liquidez, una forma de radiografiar aún más a fondo la salud financiera de los clubes. La otra petición impulsada por el presidente Marani es obligar a las entidades a presentar, en el momento de solicitar la inscripción, el pago de los salarios de mayo. Una exigencia así habría hecho saltar, por ejemplo, las alarmas sobre el estado del Rimini FC. Estaba dentro de las reglas porque presentó las transferencias de abril (el mes previsto por el órgano de control), pero luego no fue capaz de liquidar la mensualidad siguiente. Ni las posteriores.

El caso Rimini es la punta del iceberg. La prueba evidente de un malestar que atraviesa el fútbol italiano, desde los grandes hasta la Serie C. El portal Calcio e Finanza acaba de señalar los problemas ligados al mercado de enero para cinco clubes de la máxima categoría, surgidos a raíz de los nuevos parámetros exigidos. Y basta recordar el mercado estival bloqueado que condicionó el recorrido de la Lazio de Lotito. Hace falta un giro de timón contundente. Incluso si es impopular, que golpee a quien intenta bordear las normas o ir al límite. La credibilidad del fútbol italiano pasa, sí, por la clasificación al próximo Mundial, pero necesita asentarse sobre bases económicas sólidas. Gravina fue elegido con una mayoría abrumadora. Puede intervenir sin preocuparse por perder apoyos.

En definitiva, que ejerza de verdad como el jefe del fútbol italiano en este último mandato. Su primera idea siempre fue recortar el número de equipos profesionales. Recortar es lo fácil. Crear, en cambio, valor deportivo y empresarial es mucho más complicado. Pero, de cara a la batalla por los nuevos derechos televisivos de la Serie A, que amenaza con ser dramática en términos económicos para los clubes, necesitamos poner en juego un fútbol saneado, capaz de producir espectáculo mediante el crecimiento del talento italiano y el fichaje de estrellas de primer nivel. Dos aspectos que van inevitablemente de la mano. No queremos menos clubes; queremos clubes más fuertes, capaces de competir con los grandes de Europa. En el césped y en la cuenta bancaria.

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