Debe crearse un equipo de árbitros solo para el VAR. Incluso se podría recuperar a algún colegiado retirado

Ya es evidente para todos: los árbitros frente al monitor se han vuelto más importantes que los que pisan el césped. Las palabras del designador arbitral Rocchi han reforzado aún más el uso de la herramienta tecnológica. Para evitar errores, incluso se puede interpretar de forma más flexible el concepto de 'error claro y manifiesto'. Lo digo de entrada: no me entusiasma este fútbol cada vez más tecnológico. El error, incluso el más sonado (pienso en la mano de Maradona en el Mundial de México), se consideraba parte del juego. Pero si este es el camino, hay que recorrerlo a cien por hora. Creo inevitable crear en breve un equipo de árbitros especializado en el VAR. Deben ser colegiados de primer nivel, los mejores, diría. Capaces de aunar sensibilidad y oficio con la mejor lectura e interpretación de las imágenes de televisión.

Y, sobre todo, este segundo aspecto no es ni mucho menos obvio. Además, deben saber dialogar con el árbitro principal. La repetición a cámara lenta (porque de eso hablamos ya) no puede ser el único juez. Le corresponde al árbitro de campo transmitir la intensidad de un contacto o el movimiento de un brazo, no ligado a una foto fija sino al desarrollo de la jugada. Llevará tiempo formar estos nuevos perfiles, pero es un camino que hay que tomar cuanto antes, también entre los más jóvenes. Además, el árbitro de VAR podría ir más allá de los actuales límites de edad. En su caso no será determinante correr los cien metros a cierta velocidad ni garantizar un determinado número de kilómetros de carrera durante un partido.

Con estas premisas, aún podríamos tener en acción a un Orsato (que, por cierto, está haciendo un gran trabajo como formador de los colegiados de la Serie C) o a un Massimiliano Irrati, nuestro mejor especialista en VAR. Pero son solo dos ejemplos. Mientras tanto, hay un problema con el VAR que gestionar en este campeonato tan complicado. El enorme equilibrio en la lucha por la cima complica todavía más el trabajo de los colegiados. Cada error —y, por desgracia, los hay— enciende polémicas interminables. Y estamos solo a comienzos de diciembre. La cuestión del uso del VAR deberá evaluarse con lupa a final de temporada. Mientras tanto, empecemos a imaginar también una escuela de VAR. Las cámaras son los nuevos ojos de los árbitros, pero esas imágenes hay que saber leerlas y, sobre todo, interpretarlas.