Menu
1ª División2ª División A2ª División BEuropaLatinoaméricaOtras noticias
CalendarioNetworkRedacciónContactos
Canal Primera División
AlavesAlmeriaAthleticAtletico MadridBarcelonaCadizCelta VigoGetafeGironaGranadaLas PalmasMallorcaOsasunaRayo VallecanoReal BetisReal MadridReal SociedadSevillaValenciaVillarreal

¿Qué vamos a hacer el día después?

¿Qué vamos a hacer el día después?TODOmercadoWEB.es
miércoles 26 agosto 2020, 00:18Editorial
de Manuel Rodríguez
“Es difícil dar la bienvenida a las crisis, aunque tratemos de verlas siempre como oportunidades”. (Forbes, Argentina)

La Liga 2019/20, la del “coronavirus”, ha marcado una nueva senda en la gestión global del fútbol. Y el descenso de salarios, contratos, traspasos, ingresos por televisión y taquilla, hará recapacitar a todos. Sin duda, el futuro se nos antoja más inseguro por la volatilidad de sus factores de producción principales. La “industria” del fútbol ha sufrido un terremoto descomunal como en tantos otros negocios: “Entre todas las cosas que existen en la vida que te pueden proporcionar emociones, la literatura, el cine, el sexo, los amigos… el fútbol es muy poderoso”, según Luis Alegre.

¿El fútbol perdió su norte? ¿Necesita una nueva brújula orientadora? ¿Tendremos que volvernos niños, limpiarnos de los malos sentimientos anteriores en torno a un fútbol excesivamente mercantilizado, renovar nuestros corazones en torno a un fútbol más transparente y dichoso sin tanta manipulación mediática; y zambullirnos con valentía en una nueva burbuja plenamente desinfectada…? ¿El fútbol necesitará un nuevo corazón? Seguramente debamos recurrir a Stephen Covey: “Primero lo primero”.

Enrique Carretero, en “La Religión esférica”, plasmó: “Vázquez Montalbán reconocía que prestar atención al fútbol, asumirlo como objeto de reflexión intelectual, era una manera muy fiable de tomar el pulso al latir auténtico de una sociedad, incluso de una cultura”. Y otras tantas apreciaciones que deberemos repasar si queremos profundizar en el nuevo corazón del fútbol: “… podría decirse que, si el fútbol no existiera, habría que inventarlo, dado que proyecta y canaliza a la perfección unas demandas subterráneas de signo antropológico que perviven en el trasfondo de toda colectividad”. Pero hemos quedado antes que, con lo sucedido en la temporada 2019/20, nuestra mentalidad debe abrirse a otras innovaciones necesarias para recrear nuevas formas sostenibles de competir.

“El fútbol sería la religión de los que carecen de religión o cuando menos, de los que no se identifican con sus formas al uso y sobrepasan los límites de sus dogmas y prácticas habituales”. Eric Dunning continuaría sus argumentos: “El fútbol se ha transformado en una de las principales fuentes de sentido en la vida de numerosas personas”. (…) “En resumen, no es absurdo en modo alguno decir que el deporte está convirtiéndose cada vez más en la religión seglar de esta época cada vez más profana” (…) “Deberíamos entender el fútbol como una ceremonia ritual que responde al ansia de la imaginación por suspender los dictados de la realidad y, en consecuencia, por reilusionar lo cotidiano. Sabemos que la función antropológica más profunda de la ilusión consiste en servir de coraza protectora ante lo real…” (…) “El fútbol es uno de los privilegiados espacios sociales donde la fuerza del imaginario puede llegar a exteriorizarse y en ello reside parte del singular magnetismo de este deporte”.

El edificio del fútbol, casi “Torre de Babel”, deberá reconstruirse como toda la sociedad que sufre la pandemia, las circunstancias reales hay que aceptarlas, sin más, sin considerar el estado de situación actual como un castigo divino (Nunca aceptaré, en lo más profundo de mi ser, que pueda existir un Dios vengador). Es como aquellos otros debates religiosos cuando algunos aficionados pensaban que rezando por su equipo éste ganaría las competiciones, un posicionamiento erróneo que no contemplaba que otros aficionados siempre podrían rezar aún más… En mi caso, el club en el que siempre me vi reflejado desapareció por avatares inexplicables de la vida, la Unión Deportiva Salamanca es un ente mágico por más tiempo que haya transcurrido desde su desaparición: “¿Qué es, en verdad, un club de fútbol? Es una entidad deportiva gobernada de acuerdo con unos dictados institucionales y organizativos, aunque, al mismo tiempo y sobre todo, para la afición es una entidad ideacional, imaginaria”. Pues eso… “Para que el imaginario de un club perviva en la memoria colectiva es preciso acompañarlo de todo un repertorio de símbolos”.