La mala costumbre de no conocer a los rivales. Y de no hacer nada por ocultarlo
"¿Italia? Nunca me he planteado jugar allí; estoy en la mejor liga del mundo. De Atalanta vi la final de la Europa League de 2024 y no he visto más". Alejandro Garnacho habló así, hace dos días, antes del duelo contra los nerazzurri. Dicho esto, a ese nivel conviene evitar cierto esnobismo. Más aún si en la Champions apenas sumas 11 partidos y has perdido una final de Europa League sin jugarla. Hay otro detalle que conviene subrayar.
En enero de 2025 Alejandro Garnacho quería salir de Inglaterra. El SSC Napoli puso sobre la mesa una oferta importante al United, alrededor de 50 millones, para que fuera el relevo de Kvaratskhelia. Luego, claro, el United pidió 70 millones, los mismos que ingresó por la venta del georgiano, y la operación se cayó por eso. Antonio Conte acabó ganando la Serie A igualmente, aunque con alguna dificultad extra respecto a contar o no con el argentino.
Garnacho es un grandísimo jugador. Pero, como otros, no está libre de salidas de tono: ahí quedan Balotelli —que no sabía quién era Keylor Navas— o lo de Fekir con Gómez hace diez años (con gol del Papu). Luego, claro, hay excepciones como la de Haaland con Pio Esposito: el noruego no sabía quién era; después del partido contra Italia seguro que ya sí. Incluso ganando 4-1.



