El pelo negro y los cambios de Chivu, un Inter FC que gusta pero no muerde: otro KO en el examen ante los viejos zorros del banquillo

"Él es un veterano curtido; yo aún tengo el pelo negro. Pero no por mucho". Así habló Cristian Chivu en la víspera del duelo entre su Inter FC y el Atlético de Madrid, que acabó con la más clásica y la más amarga de las crueldades futboleras. Como en el derbi, peor que en el derbi, porque entonces al menos el latigazo de Pulisic no llegó cuando los interistas ya sentían el resultado en el bolsillo. Pero el Metropolitano no perdonó nada a los subcampeones de Europa. Un equipo experto, sí, pero rejuvenecido tras el varapalo de Múnich. Y metido de lleno en una tendencia preocupante en los duelos directos.

En rueda de prensa, Chivu había utilizado esa metáfora para explicar la diferencia entre él y el Cholo Simeone. Uno de los grandes veteranos del banquillo, a diferencia del técnico rumano, catapultado al mando de un transatlántico tras apenas un puñado de partidos en la Serie A con el Parma. Esa distancia de edad queda compensada por sus experiencias previas: campeón sobre el césped y gestor de grupos (jóvenes) en la cantera, un aprendizaje en la Primavera a menudo infravalorado. Pero luego el césped dice que, de algún modo, pesa.

Ya toca actualizar, y no para bien, el balance de Chivu ante entrenadores con una carrera de más de una década. Simeone tras Allegri, Max tras Conte. Cada uno a su manera —porque el SSC Napoli ofreció objetivamente una actuación mejor, y también el Atlético mostró un fútbol más convincente que el AC Milan—, todos han derrotado al Inter FC. Un equipo experto, sí, pero con un técnico joven, que ya ha convencido pero aún tiene que demostrar. Y quizá ganar colmillo: algún cambio (Lautaro, Zielinski, Bonny) esta noche ha dejado más de una duda. Quién sabe si alguno de esos viejos zorros lo habría hecho del mismo modo.