Italia ya no tiene excusas. A Irlanda del Norte y Gales siempre les habríamos ganado

Hay un recuerdo de la última fase de clasificación para el Mundial que invita a la prudencia. Irlanda del Norte fue el último escollo en un grupo con Suiza: aquel empate llevó a Italia a la repesca contra Macedonia del Norte y la vencedora entre Portugal y Turquía, en Oporto. Todos recuerdan cómo acabó aquello, pero el 0-0 de Belfast mandó a la Azzurra al purgatorio.

Ahora Italia ya está en ese purgatorio. Necesita una victoria para luego jugarse el pase en Gales o en Bosnia: suerte con los rivales, mucha menos con la sede del segundo cruce. Irlanda del Norte no es Suecia; quizá esté al nivel de Macedonia del Norte, ante la que, por cierto, a Italia le tembló el pulso y falló demasiadas ocasiones. Eso puede ocurrir una vez; ahora, no. Hay —mejor dicho, habría— una diferencia demasiado grande entre la Selección italiana y la norirlandesa.

Lo mismo con Gales (que jugará los dos partidos en casa) y con Bosnia. No será un paseo, pero hasta 2014 Italia habría ganado con bastante solvencia a cualquier selección de este nivel. Ahora el problema parece más psicológico que técnico o táctico. Esta vez es favorita, pero nadie la llevará al Mundial por decreto. Toca ganar de forma convincente.