El Racing Club se despide con honor, Costas entre lágrimas: "He defraudado a mi gente, jugadores fantásticos"
Avellaneda vivió una noche cargada de emociones encontradas: orgullo, dolor y una profunda sensación de injusticia deportiva. El Racing Club peleó hasta el último suspiro ante el Flamengo, pero el empate sin goles (0-0) no alcanzó tras el 1-0 encajado en Río. El sueño de la Copa Libertadores se acaba en semifinales, aunque deja una huella imborrable en el corazón de la afición y de su entrenador, Gustavo Costas.
"He defraudado a mi gente", confesó entre lágrimas Costas en sala de prensa. "No quería venir a hablar pero no quería pagar la multa", añadió, visiblemente destrozado. El técnico argentino, símbolo y hincha confeso de la Academia, vivió la eliminación como un golpe personal: "Los jugadores no fallaron, lo dieron todo. Jugaron con fiebre, con molestias, con el corazón. Representaron al Racing como todos queríamos".
El partido fue una batalla de alta intensidad, jugada con orgullo y sacrificio. "Maravilla Martínez jugó con la rodilla casi fracturada, y otros estaban reventados físicamente. Pero no se rindieron. Hicimos todo lo que estaba en nuestra mano. El único lamento es ese gol en el último minuto en Río". Con la voz entrecortada, Costas quiso cerrar con un agradecimiento al público: "El aficionado debe sentirse orgulloso, porque el equipo lo representó de la mejor manera". El Racing se despide de la Libertadores con la cabeza alta, pero con el corazón hecho añicos. Y su entrenador, entre lágrimas, encarna a la perfección el alma de un club que vive de pasión.



