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Todos somos contingentes

Todos somos contingentesTODOmercadoWEB.es
viernes 15 enero 2021, 01:00Editorial
de Manuel Rodríguez

"Se me está muriendo divinamente... De los años que llevo de médico nunca había visto a nadie morirse tan bien como se está muriendo... Qué irse, qué apagarse, con qué parsimonia. Estoy disfrutando que no te lo puedes ni imaginar". (José Luis Cuerda).

En “Amanece que no es poco”, película de José Luis Cuerda, aparecen frases míticas que yo utilizo ahora para referirme al fútbol. Hasta hace bien poco en el Real Madrid se utilizó “Todos somos contingentes pero tú eres necesario” gracias a la grandeza y atracción de Cristiano Ronaldo aunque el Real se sobrepuso a aquella ausencia; o también en el Barcelona con las prestaciones inacabables de Messi; históricamente, ese fue el papel de Alfredo Di Stéfano en el Real Madrid de Santiago Bernabéu; incluso en el Barcelona de Johan Cruyff como futbolista, o del mismo Maradona, o de Pep Guardiola como entrenador, sin olvidarnos del actual Messi; o como ocurriera en el Atlético de Madrid con Luis Aragonés. El director de cine utilizaba esas expresiones con un tinte de humor, aunque el entrenador Queiroz decía con trascendencia que aprendió dos cosas muy importantes en el Manchester United, una de ellas fue que “nadie es más que el equipo”.

“Un hombre en la cama siempre es un hombre en la cama”, repetía Cuerda. Lo mismo que yo mantengo, un goleador en el área siempre es un goleador: Ronaldo, Messi, Puskas, Suárez, Muller, Rossi, Neymar, Hugo Sánchez, Santillana, Ronaldo Nazario, Ronaldinho, etc., todos ellos tienen unas determinadas cualidades. Esos jugadores no solo golean en estados de forma pujantes, incluso limitados por lesiones, en sus momentos históricos podíamos contemplar la consabida frase: “Todos somos contingentes, pero tú eres necesario”. Esto lo pudo experimentar el Coruña de Rivaldo cuando el Barcelona lo fichó con nocturnidad y alevosía. Igual que reconocemos las bonanzas de Quini en su etapa del Sporting de Gijón; o de José Eulogio Gárate en el Atlético de Madrid, o de Mijatovic en el Valencia; etcétera. Todos ellos fueron futbolistas importantes, en algunos momentos contingentes.

“Yo es que he pensado que a mí también me interesaría ser intelectual, como no tengo nada que perder”, frase que podría haberla pronunciado el entrenador David Vidal, aquel gallego con especial retranca que hacía resurgir a sus equipos con sus fórmulas mágicas. Y aunque Canal + lo tomó un tiempo para su “cachondeo” televisivo, su filosofía era más profunda de lo que nos creemos. Personajes de este calibre siguen existiendo, aunque no los veamos a diario. El mismísimo director de cine dijo: “Verá señora, que quería yo hablarle de Dostoievski”. – “Ah, pues muy bien, encantada. Ahora mismo bajo”. Y, de pronto, Vidal aparecía diciendo: “Soy un salvador de las cosas que no tienen remedio”. Y en muchas ocasiones lo remedió, hubo una época que fue un entrenador contingente.

Decía José Luis Cuerda “No puedo contestarle, soy un hombre muy primario, estoy sujeto terriblemente a las pasiones” como, de vez en cuando, surge un Javier Clemente asegurando: “Yo podía haber sido una leyenda. O una epopeya, si nos juntamos varios”. Y como trata siempre de distinguirse, hace unos días nos dejó esta reflexión aún por confirmar: “Un invento de cuatro abuelos que perjudica el juego de ataque”. El ex seleccionador lo propuso en el programa radiofónico “A Diario”, ofreciendo su propuesta para fomentar la competitividad: “Yo daría dos puntos al que juega fuera de casa y si quieren uno al equipo local con los empates. Se reparten tres para que no existan diferencias a final de temporada”. Aquella opinión me pareció “contingente”, sin mucho sentido. Mis pensamientos me llevan a que, en la búsqueda de dos puntos, el equipo visitante jugaría “más defensivo”.

Igual que pienso que Sergio Ramos intenta negociar con el Real Madrid un contrato mejorado para los dos próximos años mientras que el club hace malabares para compensar las pérdidas de 300 millones que está originando el “Covid19”. Si Ramos hiciera caso a su grandeza, firmaría con el Real Madrid su próximo contrato, “en blanco”, dejando la iniciativa a su presidente para ponerle cifras y no echarse en manos del mejor postor. Lástima que no se haya enterado aún que ya es un futbolista “contingente”.