Por fin, una señal de vida de la Fiorentina. Pero para creer en la salvación hará falta (mucho) más

La Fiorentina vuelve, con sufrimiento, a la victoria. Pone fin así a una racha de nueve partidos sin ganar. Su último triunfo de la temporada databa del 23 de octubre, ante el Rapid de Viena, en la Conference League. Entre medias, seis derrotas y tres empates, y en la Serie A, tras 14 jornadas, todavía sin estrenar el casillero de victorias.

Un panorama dramático para el club de Rocco Commisso, presidente que hoy mismo volvió a alzar la voz pidiendo unidad. El triunfo ante el Dinamo de Kiev es, no obstante, una pequeña chispa de luz, quizá de esperanza, en medio de una tormenta que, por ahora, no amaina. No es que la actuación de Kean y compañía fuera especialmente brillante, pero al menos el técnico Paolo Vanoli podrá agarrarse al tópico más manido del deporte: ganar ayuda a ganar.

Y, con ello, fuera el peso de esos tres puntos que parecía que nunca iban a llegar y dentro la esperanza. La que deberá guiar al conjunto viola en los próximos compromisos ligueros, delicadísimos: el domingo, en el Franchi, llegan los 'amigos' (al menos en la grada) del Hellas Verona. Después, el Lausana en Conference League, en lo que se antoja más un estorbo que otra cosa, y luego Udinese y Parma antes de que acabe el año. Tres citas (las de Serie A) que dirán mucho sobre las opciones de salvación de los viola. El equipo de Vanoli debe aprovechar la inyección de confianza del triunfo europeo, pero también ser consciente de que lo visto esta noche quizá no alcance para repetir resultado.