Parma, tras la plaga de lesiones, por fin recupera a Valeri y Ondrejka

El arranque de temporada ha sido, sin duda, aciago para el Parma en lo que a lesiones se refiere. Los problemas físicos se han cebado con varios jugadores del conjunto gialloblù; el último, que no el menos importante, el del portero Zion Suzuki: el guardameta japonés fue operado de una doble fractura en la mano y no volverá a estar disponible, como mínimo, en tres meses, más probablemente en cuatro. A ello se suman las lesiones de otros hombres clave en la plantilla de Carlos Cuesta, como Nahuel Estevez y Alessandro Circati, dos piezas que formaban parte de la que podía considerarse la columna vertebral del Parma. Y no conviene olvidar las bajas en ataque, con los repetidos contratiempos de Oristanio y Almqvist, además del lesionado de larga duración, Frigan, que solo pudo pisar el césped del Tardini durante unos minutos en el duelo de Copa de Italia ante el Pescara, estreno oficial de los gialloblù esta temporada.

Pero tras tantas desgracias, en las últimas semanas han llegado dos recuperaciones de peso en el Parma: hablamos de Emanuele Valeri, que ingresó en el tramo final del partido contra el AC Milan, y de Jacob Ondrejka, que disputó la primera mitad del amistoso del pasado viernes ante el Mantova. Dos regresos muy relevantes, no solo a nivel anímico, sino sobre todo en lo técnico y táctico. Empecemos por el lateral zurdo con el 14, una de las armas ofensivas más eficaces de los gialloblù en el primer tramo de curso. Aunque al equipo le costaba ver puerta y aprovechar las ocasiones generadas, era evidente que el cuadro parmesano se encomendaba al exquisito zurdo de Valeri para inquietar a las zagas rivales con centros teledirigidos buscando la cabeza de Mateo Pellegrino. En total firmó tres asistencias entre liga y Copa de Italia, un buen botín que se vio frenado por la lesión que le apartó de los terrenos de juego desde el duelo ante el Lecce.

Y luego está quien aún no había pisado el césped en todo el curso: hablamos de Jacob Ondrejka, que sufrió una dura lesión en el primer amistoso veraniego ante el Werder Bremen. El extremo sueco no ha estado en ningún momento a disposición de Carlos Cuesta, que perdió así a una de las principales armas ofensivas con las que los gialloblù sellaron la permanencia la pasada campaña. Ahora, eso sí, llegan señales claras de recuperación: primero volvió a trabajar con el grupo y después incluso fue titular en el amistoso contra el Mantova. En los 45 minutos que disputó, el sueco dejó claro que no ha perdido su chispa: arrancó como extremo zurdo, pero se movió por todo el frente de ataque, cayendo por dentro a la altura de los centrocampistas e incluso ocupando la banda derecha, sin dar referencias a los rivales. Regate, toques rápidos y algún intento a puerta: el extremo sueco demostró que tiene muchas ganas de volver a ser determinante.

En breve, Carlos Cuesta podrá contar con dos flechas nuevas en su arco, capaces de cambiarle la cara al equipo, sobre todo en ataque. Ondrejka aportará esa chispa y fantasía que tanto ha echado en falta el Parma, especialmente tras la lesión de Oristanio, mientras que Valeri volverá a recorrer la banda y a poner centros a destajo. ¿Ganarán así los gialloblù en imprevisibilidad y peligro en los últimos metros? Solo el tiempo lo dirá.