La ACF Fiorentina espera y reflexiona, pero la esperanza no basta...
Otro lunes de espera en el frente viola, otra jornada en el Viola Park para decidir qué hacer.
El Día de la Marmota se repite sin descanso en la ACF Fiorentina y, para colmo, los resultados del equipo no se alejan de un ritmo de descenso que asusta.
Confianza renovada en el técnico
Al día siguiente de la novena derrota de la temporada, en el banquillo de los acusados aparece también Paolo Vanoli, señalado por cambios poco incisivos en la segunda parte y, en general, por una dinámica de vestuario que no ha cambiado. Aun así, después de varias horas de reunión, de Ferrari a Goretti nadie retiró la confianza al técnico, hasta el punto de aparcar por ahora cualquier relevo en el banquillo.
Una confusión que urge despejar
Seis partidos después de la llegada del nuevo entrenador no se aprecian mejoras, ni en la tan cacareada solidez del grupo (nunca vista de verdad) ni en el plano puramente táctico. Sea cual sea el sistema, el problema parece más profundo que un simple dibujo: las tímidas señales positivas tras el paso a defensa de cuatro contra el Dinamo de Kiev se esfumaron enseguida y, si añadimos unos cambios finales que no agitaron en absoluto al equipo, cuesta no pensar que su puesto pende de un hilo, como también en una confusión general (relaciones internas del vestuario incluidas) que el técnico aún no ha logrado disipar.
Fichajes en los despachos aún por comprobar
Mientras en el banquillo se opta por seguir con Vanoli, decisión influida también por el inminente compromiso europeo en Lausana, vuelve a la palestra la opción de un nuevo desembarco en los despachos. Sin embargo, la autonomía que exige un perfil como Giuntoli, de nuevo vinculado a los viola, choca con la línea directa con la propiedad, un privilegio que prácticamente nadie ha tenido hasta ahora, dejando cualquier conversación, como mínimo, en suspenso.
La misma filosofía de siempre
Más de 24 horas después de la enésima debacle, el mundo viola sigue girando a la misma velocidad de siempre y con convicciones que los resultados no han logrado tambalear. Seguir con Vanoli y, salvo sorpresas difíciles de prever, seguir con Ferrari y Goretti, con la esperanza de que, de una manera u otra, se corte la caída libre hacia los bajos fondos de la clasificación.
¿La alternativa? Cada vez más clara, a juzgar por la creciente exigencia de venta del club por parte de la inmensa mayoría de la afición.



