Una involución clara e inesperada
El conjunto dirigido por Xabi Alonso volvió a dejarse puntos fuera de casa en un partido en el que, una vez más, mereció perder. Igual que ocurrió en Anfield y en Vallecas, el equipo madridista ofreció una imagen tétrica, sin ganas, sin hambre y sin actitud, para conseguir tres puntos que habrían servido para calmar las aguas. Sin embargo, ahora todo está aún más revuelto, porque la sensación es que el equipo ha sufrido una involución clara, pero totalmente inesperada.
TODO CAMBIÓ DE LA NOCHE A LA MAÑANA
Xabi Alonso llegó al Real Madrid en el mes de mayo con el objetivo claro de introducir diferentes cambios. Supuestamente, iba a crear un equipo con automatismos claros, con una presión alta fiable y regular y que, sobre todo, se basara en la meritocracia. Aspectos que se cumplieron momentáneamente en el pasado más cercano, pero que han ido desapareciendo con el paso de los partidos. Y lo peor de todo es que, además, ha llegado de la noche a la mañana. Tan solo dos semanas después de vencer al Barcelona, que fue a cuando parecía que ese buen fútbol estaba más cerca que nunca.
Después de mostrar rasgos positivos en el clásico y frente al Valencia, el sopapo de Anfield, el terrible empate frente al Rayo y el nuevo empate tétrico ante al Elche, no han hecho más que avivar las críticas hacia un equipo madridista, que no termina de dar con la tecla a pesar de la llegada del nuevo entrenador. El tolosarra tiene mucho trabajo por delante en los próximos partidos si quiere mantener el puesto y darle la vuelta a una situación, que preocupa cada vez más y que, por tanto, hace saltar las alarmas en Concha Espina.



