Girona, caso Livakovic: se niega a jugar para no perder la opción de salir en enero
"LaLiga siempre fue un sueño. La intensidad, el ambiente, la pasión y el nivel de la competición es algo que todo futbolista quiere vivir tarde o temprano". Así hablaba a comienzos de septiembre Dominik Livakovic, exultante por su llegada al Girona. La llegada del guardameta croata, titular con su selección y con varias temporadas al máximo nivel, fue recibida como un golpe de efecto: un refuerzo de experiencia, pretendido por clubes de más pedigrí y potencialmente clave para un equipo que buscaba estabilidad bajo palos tras el rendimiento irregular de Paulo Gazzaniga.
Pero, a los pocos meses, aquel entusiasmo dio paso a un paradojazo: Livakovic no ha jugado ni un minuto. El Girona navega por la zona baja de la tabla, con la peor defensa de LaLiga (29 goles encajados en 15 jornadas), mientras Gazzaniga sigue siendo titular pese a una cadena de errores. Una decisión que el técnico Míchel ha defendido en público: según él, el croata no ha respondido como se esperaba a las exigencias tácticas del cuerpo técnico.
La situación terminó por romperse. Livakovic, decidido a no comprometer sus opciones de cara al Mundial 2026, comunicó al club su intención de salir ya en octubre. En varias ocasiones se negó a calentar y dejó claro que, si disputaba aunque fuera un minuto, no podría fichar por un tercer club en enero tras haber jugado ya con el Fenerbahçe al inicio de la temporada.



