Atalanta BC apuesta por Palladino. Después de valorarlo (y descartarlo) el pasado junio

Raffaele Palladino esperaba la llamada de Atalanta BC. Porque, cuando vio que lo de la Juventus se torcía, la idea era volver cuanto antes a un banquillo de peso. No es un salto enorme respecto a la ACF Fiorentina, más allá de la historia reciente, pero aterriza en una plaza que en los últimos años se ha acostumbrado a lo bueno: buenos resultados y buen fútbol. Quizá ya nadie espere puestos europeos —en esto, los de Bérgamo son muy prácticos cuando toca bajar el listón durante un año—, pero, al menos, divertirse. Algo que no se ha visto con la Atalanta de Ivan Juric que, eso sí, suma 7 puntos en Champions y puede mirar al futuro con cierto optimismo.

Está la Copa de Italia, un objetivo marcado en rojo. Para una plaza que solo ha ganado dos veces, con 61 años de diferencia entre una y otra, un trofeo siempre tiene un sabor especial. Como para el Bolonia. Son torneos que gustan y se consideran a su alcance, aunque no todos los años. Tres finales perdidas escuecen como sal en la herida; y son cinco seguidas si se añaden las otras ante ACF Fiorentina y SSC Napoli, antes de este siglo.

Palladino fue valorado y descartado el pasado junio. El motivo nunca llegó a trascender, teniendo en cuenta que Juric venía de un año nada extraordinario, mientras que el del técnico napolitano fue, en líneas generales, positivo. De los errores pueden salir escenarios mejores. Además, peor que lo vivido en estas últimas semanas, difícil.