Un Real Madrid más ofensivo… ¿por convicción o por necesidad?
El Real Madrid de baloncesto anota más puntos que la temporada pasada. Los datos lo confirman tanto en Liga Endesa como en Euroliga, según hemos analizado desde Bernabéu Digital. La pregunta, sin embargo, no es si el equipo ha mejorado ofensivamente, sino por qué lo ha hecho. ¿Estamos ante un Madrid realmente más fiable en ataque o, simplemente, ante un equipo que se ve obligado a jugar a más ritmo porque ya no defiende como antes?
Las cifras son claras: el Madrid encaja más puntos que el curso pasado y, al mismo tiempo, produce más en ataque. El equilibrio ha cambiado. Donde antes bastaban defensas sólidas para controlar los partidos, ahora aparecen más intercambios de canastas, más parciales abiertos y menos sensación de dominio desde el orden defensivo. El contexto invita a pensar que el aumento ofensivo no nace sólo de una mejora estructural, sino también de una necesidad.
El Madrid del año pasado podía permitirse anotar menos y ganar igual. Su defensa marcaba el ritmo, bajaba pulsaciones y castigaba cada error del rival. El de este curso, en cambio, parece vivir más cómodo en escenarios de mayor anotación. No porque renuncie a defender, sino porque aún no es capaz de imponer su defensa con la misma continuidad. Y cuando no se controla el partido desde atrás, el ataque se convierte en salvavidas.
Eso no significa que el crecimiento ofensivo sea ficticio. La plantilla ha cambiado y el talento ofensivo es evidente. Hay más perfiles capaces de generar desde el bote, más amenaza exterior y más recursos para anotar en situaciones de ventaja. El equipo corre más, juega con mayor libertad y asume riesgos que antes no necesitaba asumir. En ese sentido, sí puede hablarse de una evolución ofensiva real.
Pero también es cierto que el ataque se ve favorecido por el contexto. Cuando se encajan más puntos, los partidos se aceleran. Hay más posesiones, menos ataques largos y más transiciones. El “rock and roll” aparece casi por inercia. El problema no es jugar rápido, sino depender de ello. Y ahí surge la duda: ¿qué pasará cuando el ritmo baje, cuando los partidos se aprieten y la anotación no fluya con tanta facilidad?
El nuevo cuerpo técnico ha apostado por un modelo distinto, más dinámico y más abierto, pero todavía en fase de ajuste. La defensa, tradicionalmente el sello de los equipos que compiten por todo, aún no ha alcanzado el nivel de fiabilidad necesario para sostener partidos cerrados. Mientras tanto, el ataque responde, y lo hace bien, pero quizá más por obligación que por convicción.
La clave estará en el equilibrio. Si el Real Madrid consigue recuperar solidez defensiva sin perder la fluidez ofensiva actual, habrá dado un salto cualitativo real. Si no, el riesgo es convertirse en un equipo que necesita anotar mucho para ganar, algo peligroso cuando llegan las eliminatorias y los márgenes se estrechan.
Hoy, el Madrid parece más fiable en ataque. La duda es si lo es porque ha mejorado de verdad… o porque su defensa, todavía en construcción, le empuja a vivir en un territorio más caótico. La respuesta, como casi siempre en la vida, llegará con el paso del tiempo y con los partidos que deciden las temporadas.



