El hijo de la princesa de Mónaco, agredido tras el Mónaco-Galatasaray: «Temí por mi vida»
Louis Ducruet, hijo de la princesa Estefanía de Mónaco, fue agredido junto a dos amigos por dos hinchas del Galatasaray al término de la victoria del Mónaco ante el conjunto turco (1-0), el martes en la Champions League. Estos últimos fueron juzgados el viernes. Un hecho que sale ahora a la luz, desvelado por el diario Monaco-Matin.
La agresión tuvo lugar en la zona VIP del estadio Louis II. Los dos hinchas fueron juzgados en un juicio rápido el viernes por «lesiones, violencia o agresión intencionada». Recibieron dos meses de prisión con la pena suspendida y tres años de prohibición de entrada en territorio monegasco. También deben pagar 1.000 euros a cada una de las víctimas: Louis Ducruet y uno de sus amigos; el otro habría preferido no participar en la denuncia por miedo a represalias.
El diario señala que la zona VIP estaba, la noche del martes, mayoritariamente llena de aficionados turcos. Aunque ya hubo tensiones durante el partido, fue tras el pitido final, cuando los amigos de Louis Ducruet se dirigían a los baños, cuando Salman B. habría pronunciado unas palabras en turco percibidas como agresivas, lo que desató la pelea. El problema es la falta de videovigilancia, que impide corroborar ninguna de las dos versiones enfrentadas.
«Temí por mi vida»: testimonios (contradictorios)
Este es el testimonio de Salman B., uno de los presuntos agresores, recogido por RMC Sport: «Hablaba en turco con mi primo. Nunca fui agresivo ni pegué a nadie. El amigo del señor Ducruet se me acercó de forma agresiva y lo aparté. Luego el señor Ducruet me agarró del cuello y apretaba cada vez más. Me estaban estrangulando; intenté defenderme». Su padre, Hassan B., añadió: «Nunca he pegado a nadie en mi vida; intervine para sacar a mi hijo de este lío».
Por su parte, Louis Ducruet declaró: «Quería evitar que la pelea fuese a más; le agarré por detrás a la altura del torso, no del cuello, para impedirle que siguiera agrediendo a mi amigo. Recibí puñetazos en la cara, en el torso, en los brazos. Temí por mi vida (...) Tenía miedo de ser linchado».



