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Acerca del 'grito' en el fútbol

Acerca del 'grito' en el fútbol
martes 29 marzo 2022, 01:00Editorial
de Manuel Rodríguez
“¡Bienaventurados los que no hablan; porque ellos se entienden”! (Mariano José de Larra).

Reconozco que soy un mal aficionado para mi equipo de fútbol., si se me juzga por lo poco que ayudo con mis “gritos”, tiendo a observar el fútbol como si estuviera en la ópera. Observo el juego, disfruto, analizo y me cargo de razones sobre lo que ocurre en el campo; pero no exteriorizo mis impresiones. Eso sí, me emociono con los “gritos” de los demás…

El pintor noruego Edvar Munch, precursor del expresionismo, realizó un cuadro muy famoso “El grito” que amplió con sus pensamientos en un libro “El friso de la vida”, muy preocupado por sus emociones y sentimientos abiertos. Sin duda, sería un buen maestro para orientar las emociones de los aficionados al fútbol, tan necesarias.

Pienso que el “grito” es un gesto muy común en el fútbol, sobre todo en ese fútbol menos académico, de ida y vuelta, de goles y casi-goles donde el ¡”Uy”! es superado por otras expresiones grandilocuentes. Eso sí, los “gritos” del fútbol deben ser musicalmente pautados solo por el hecho de que no se conviertan en “insultos”, en “desaprobaciones”, en “descalificaciones”. En el fútbol, el “grito” puede ser bello si acompasa con entusiasmo las acciones deportivas que acabarían convirtiéndose en “Goles”. Insisto, no admito en el fútbol los “gritos” para insultar, sino para animar, para ambientar, si quieres para intimidar al contrario de manera deportiva,

Quizás compartí antes que nada el dicho anónimo “A veces el silencio es nuestro grito más fuerte”. Igual que comparto la profunda idea de Miguel Unamuno “Los hombres gritan para no oírse”, esa sería la peor de las conclusiones. Sin duda, en el fútbol son necesarios los “gritos” que animan, menos los que oprimen y reprochan, seguramente el “grito” es liberador y permite dar rienda suelta a los sentimientos por tu equipo. Quizás el “grito” sería como quitar el tapón a presiones acumuladas incluso antes de ubicarnos en las gradas. Hasta se dice que el “grito” es una manera de acallar al otro. Incluso podríamos dar por bueno que forma parte de la “Gritoterapia” que ciertos antropólogos aconsejan.

Y admito, con matices, aquella máxima anónima que tanto nos repiten: “El idiota grita, el inteligente opina, y el sabio calla”. Yo ya he reconocido que mi introspección pudiera ser negativa para mi equipo mientras que otros muchos expelen sus emociones. Seguramente sería bueno hacer caso al dicho: “No acumules silencios. Grita de vez en cuando” (@trazoenelcorazón) para lo que tendré que adaptarme personalmente.

Sin embargo, me reconozco que en algún momento realicé aquel cántico singular de mi niñez, realizado en masa por los aficionados, grandes y chicos, un “grito” continuado de amplio espectro: “A la bin, a la ban, a la bin, bon, ban… ¡U…! ¡D…! ¡S…! RÁ, RÁ, RÁ…! Un “grito” tan sincopado, me sigue produciendo escalofríos cuando lo recuerdo, quedan ya pocos de aquellos aficionados que acompañaban aquella arenga singular. La letra era lo de menos, era el espíritu que transmitía y aglutinaba la masa de aficionados. “Gritos” históricos en Salamanca, “gritos” de felicidad irrenunciable…