Sevilla-Betis, derbi loco en el Ramón Sánchez-Pizjuán: partido suspendido con 0-2 y caos sobre el césped

El derbi de Sevilla se está convirtiendo en un teatro del absurdo. En el 87', una botella lanzada desde la grada contra el portero visitante Valles obligó al árbitro a detener el juego, justo cuando el equipo de Pellegrini defendía un 0-2 de oro. Munuera Montero aplicó de inmediato los protocolos federativos y ordenó a ambos equipos marcharse a vestuarios durante diez minutos, como ya ocurrió en el reciente derbi de Madrid. Pero esta vez el caos es total.

Protestó todo el mundo: jugadores, banquillos y grada. Los futbolistas de ambos equipos decidieron quedarse plantados sobre el césped, dejando claro que querían seguir pese al incidente. Los técnicos hablaron largo y tendido con el colegiado para intentar rebajar la tensión y encontrar un acuerdo, pero Munuera Montero se mostró inflexible: el reglamento hay que cumplirlo. Y el propio árbitro, cansado de la espera y de la inacción de los equipos, se fue a vestuarios junto a sus asistentes tras el corrillo, decretando un parón de 15 minutos.

El ambiente ya estaba al rojo vivo tras la roja mostrada en el 84' a Isaac Romero, delantero del Sevilla, un episodio que encendió aún más a la grada local. Con la expulsión y el 0-2 en contra, la frustración en la grada tocó techo y desembocó en el lanzamiento que provocó la suspensión del encuentro.