Vinícius: regates, fallos y aplausos en el regreso al Santiago Bernabéu
El Santiago Bernabéu volvió a abrazar a Vinícius Júnior. El brasileño vivió una noche de altibajos en la goleada del Real Madrid frente al Valencia, falló un penalti, se marchó sustituido en el minuto 78 y, aun así, se llevó una ovación cuando dejó el campo, y también cuando lo nombraron en las alineaciones. El público entendió el gesto, el esfuerzo y el momento. Porque el carioca, más allá del error, fue una de las caras visibles del vendaval blanco en la primera parte.
El partido tuvo ritmo desde el inicio, con un Real Madrid que se movía a otra velocidad. El brasileño tuvo el primer disparo del encuentro, en el minuto 9, con un zurdazo que Agirrezabala desvió a córner. El '7' fue constante amenaza por la izquierda, volviendo loco a Correia, ensanchando el campo y generando los espacios que Bellingham y Mbappé aprovecharon por dentro. Su movilidad y su desequilibrio fueron una tortura para la línea de cinco del Valencia, desbordada en todos los sectores.
El momento amargo llegó en el minuto 42. Mbappé, con dos goles ya en el bolsillo, le cedió el penalti para que se reencontrara con el gol. Vinícius tomó carrera, miró al portero y chutó al medio. Agirrezabala no se movió y lo detuvo con seguridad. Güler cazó el rebote, pero su disparo se marchó alto. Desde el banquillo, Xabi Alonso reaccionó con serenidad, girándose hacia uno de sus ayudantes con gesto resignado. No hubo reproches, sólo la mueca de quien sabe que los errores también forman parte del aprendizaje.
La reacción de Xabi Alonso al fallo de Vinicius.#LALIGAEASPORTS #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/dtzJt01ZzR
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El brasileño, sin embargo, no se vino abajo. En la segunda mitad, volvió a dejar su sello con una jugada eléctrica en el minuto 60, partiendo desde campo propio, dejando en el suelo a su marcador y asistiendo atrás a Mbappé, que rozó el cuarto tanto. Fue una de esas arrancadas marca registrada que levantan al Bernabéu de sus asientos, prueba de que, pese al penalti errado, seguía conectado al juego.
En el minuto 77, Xabi decidió darle descanso. Se marchó con una sonrisa tímida y el estadio se puso en pie. Ovación cerrada, reconciliadora, sonora. La misma grada que días atrás había vivido la tensión del clásico le dedicó un aplauso que sonó a perdón y a reconocimiento. Un gesto que también sirve para recordar que, cuando el balón echa a rodar, el Bernabéu siempre está del lado de los suyos.



