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Fútbol para optimistasTODOmercadoWEB.es
viernes 15 mayo 2020, 01:00Editorial
de Manuel Rodríguez

Fútbol para optimistas

“El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas”. (William Arthur Ward).
Los aficionados, antes, durante y después de un partido, tienden a manifestar sus opiniones y según cada una de ellas y su momento, podemos descubrir su propia personalidad. En general, los aficionados suelen ser muy optimistas después del partido ganado y excesivamente derrotistas cuando se ha perdido. Cualquiera que fueran las razones de la derrota, ningún análisis objetivo suplirá la negatividad de la pérdida. Y se pedirán cabezas porque pareciera que ello palía el daño, recordemos como los niños que se dan un golpe que les provoca daño y llanto, si delante de él golpeamos el objeto que le ha dañado parece que su dolor y su “rabia” amaina. Sin duda, el fútbol como cualquier otro deporte genera muchos debates ficticios en función del resultado. Cualquier escepticismo se superaría con normalidad si aceptáramos la reflexión del Dalai Lama: “Sólo existen dos días al año en el que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y principalmente vivir”. Llevo tiempo insistiendo sobre la brújula del juego y lo he centrado, fundamentalmente, en el balón. El balón es la brújula del fútbol, sin duda. Por eso mismo me interesó un libro optimista como el de Albert Espinosa “Brújulas que buscan sonrisas perdidas”. Entre otros hallazgos, nos encontramos con recomendaciones como “Para ser optimista, hace falta creer en el optimismo”. Lo que nos lleva a otra aseveración oportuna: “Cree en los sueños y ellos se crearán”. (Asegurando que se la enseñó un hombre de 90 años, a su vez le hizo ver que el creer y el crear son dos palabras que se parecen tanto porque están a una sola letra de distancia: “Si crees se crea. Es automático”. Y con el siguiente razonamiento, podría deducir que Espinosa estaría muy a gusto con el quehacer del Atlético de Madrid, y sobre todo después del partido desarrollado en Anfield contra Liverpool: “Yo creo en la suerte, en las casualidades y en la ternura. No sé si soy un optimista, creo que soy realista. Me gusta lo que te da la vida, pero me apasiona lo que te la quita. Siempre he creído que cualquier pérdida puede ser una ganancia si haces el duelo suficiente…” Quizás esto último deba aplicarlo el entrenador Jürgen Klopp por cuanto la trayectoria pasada, la temporada presente y su manera de jugar, todo lo desarrollado le conducía hacia la victoria. “Creo que el optimismo es plural y no singular. Depende de muchos factores y no de uno solo”. Citando cuatro argumentos fundamentales que nos lleva a mostrar casos prácticos que, de nuevo, a mi me parecen extensibles a la gestión de los equipos de fútbol. 1. Mi madre inspiraba recuerdos… cuando nos pasaba algo bueno, me tocaba la nuca y me decía: “Inspira este recuerdo… Almacénalo para el invierno”. Lo que tiene equivalencia con aquella frase que utilizaba mucho Luis Aragonés: “Cuando ganas no saques tanto pecho porque te lo pueden romper en el siguiente partido”. 2. Nunca preguntes por qué. Los porqués no existen. Solo te conducen a la tristeza y te hacen caer en el pozo. La gente no actúa con normalidad. Sus resortes muchas veces no tienen sentido. Y si uno no se comprende a sí mismo, ¿cómo va a comprender a los demás?”. Suele ocurrir que los aficionados, incluso los técnicos, no saben explicar los motivos por los cuales un partido lo acaban de perder. Y no es excesivamente rara esta reacción, el citado Klopp no se explicaba muy bien el otro día la victoria del Atlético de Madrid con todos los datos estadísticos a su favor. Oportuna es esta frase en este contexto y que ha hemos repetido otras veces: “Cuando crees que conoces todas las respuestas, llega el universo y te cambia todas las preguntas”. Y aparecen otros razonamientos del autor Albert Espinosa, podría ser un buen coach de grandes equipos de fútbol. Porque los grandes entrenadores de equipos de fútbol no lo son porque dominen la técnica, la táctica o la estrategia sino porque gestionan a sus hombres con un gran humanismo. Siguiendo con el argumento 3. “Acaricia fuerte al caballo, si no, no notará la caricia, tienen la piel dura…” Más o menos, a piel dura fuertes caricias. Es curioso y nos siguen sorprendiendo esos entrenadores que “acarician” y “abrazan” a sus jugadores, cuando en general se piensa que la mejor dirección es aquella que se ejerce a “voz en grito” y manejando la tralla. 4. “Jamás nos mentiremos. Eso implica algo más que ser sincero… Las mentiras te rodean. Saber que existe un archipiélago de personas que siempre te dirán la verdad vale mucho… ¿Quieres formar parte de mi archipiélago de sinceridad?” Esos estados de ánimo son curiosos porque se hace necesario distinguir la sinceridad del pesimista de la lealtad del optimista. Y ello no es fácil. En las plantillas de jugadores se da mucho esta diversidad, quien lo ve todo negro y quien lo ve, por el contrario, todo blanco. Dicho lo cual, se confirma que apostar por una forma de vida es donde está parte del optimismo. He procurado sintetizar lo plasmado por el autor en el “Dominical” del pasado 17 de marzo. Pero, en otras esferas funcionales relacionadas con la vida misma, la “pandemia” del coronavirus ha parado el mundo mundial, en todas las esferas productivas, culturales o deportivas. Las competiciones se han suspendido, las clasificaciones están pendientes de rematar, sorprende que deportistas del máximo nivel hayan enfermado por un virus microscópico. Incluso, no sé muy bien con qué intenciones, ciertos periódicos seguidistas ya están nombrando “Campeón de la Liga española 2019/20” al Barcelona, por cuanto en este momento del calendario está el primero y en caso de que la competición no continuara debido a que la población siga infectándose. Es una visión fuera de lugar que no tiene nada que ver con lo deportivo, y menos con lo humano. Por supuesto, la antítesis del optimismo. Las frases hechas pueden orientarnos mejor que nadie acerca de estos estados de ánimo. Pelé, por ejemplo, solía decir que “El éxito no es un accidente. Es trabajo duro, perseverancia, aprendizaje, estudio, sacrificio y, sobre todo, amor por lo que estás haciendo o aprendiendo a hacer”. Una verdad como un templo, si bien podríamos acogernos a lo dicho por Napoleón: “El éxito no está en vencer siempre, sino en no desanimarse nunca”. Porque los futbolistas no siempre ganaron, no siempre estuvieron en la cumbre, no siempre ganaron los mejores contratos; por eso es bueno forjarse una mentalidad de esfuerzo permanente, como decía Messi siempre tan parco en palabras: “Algo en lo más profundo de mi persona me permite agarrar el éxito y seguir adelante tratando de ganar de nuevo”. Sin embargo, alguien más expresivo como Muhammad Ali: “Imposible” es sólo una palabra que usan los hombres débiles para vivir fácilmente en el mundo que se les dio, sin atreverse a explorar el poder que tienen parra cambiarlo. “Imposible” no es una declaración, es un reto. “Imposible” es potencial. “Imposible” es temporal. “Imposible” no es nada”. ¡Espectacular! Un motivador nato… Y es de los mejores de los que debemos aprender. Ellos han tenido momentos débiles en toda su carrera, que se lo han tragado ellos solos y se han superado con fuerza mental. Ya conté el otro día que estos días de encerramiento personal está sirviendo también para ver esos documentos que otras veces no te apetece y puse un segundo vídeo sobre aspectos de Cristiano Ronaldo, como razona, como piensa, como establece su tributo a la profesión de futbolista. De hecho, viene a decir que a él ya no le hace falta el dinero, pero si precisa ganar. Eso sí, parra ganar debe sacrificarse en todos los órdenes, trabajo físico, alimentación, cuidados personales, etcétera. Michael Jordan dijo en una ocasión: “He fallado más de 9000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. 26 veces han confiado en mi para tomar el tiro que ganaba el juego y lo he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida y eso es por lo que tengo éxito”. Son deportistas con brújula, siempre están orientados hacia la excelencia. En éstas estábamos cuando me llegó un jarro de agua fría con las reflexiones de Ramón Besa y Jordi Quixano en torno al Barcelona: “El coronavirus amenaza ya a la esencia del Barça. El modelo de club, uno de los cuatro que no es una Sociedad Anónima Deportiva (junto con Osasuna, Athletic y Real Madrid), está en riesgo después de que la “Covid-19” haya agravado la delicada situación económica de la entidad a causa de la discutida gestión de la directiva de Josep María Bartomeu. La manera en que el presidente afronte la crisis, expresada en el ERTE anunciado el jueves (26. marzo. 2020), condicionará la continuidad del actual proyecto y, por extensión, el debate de las elecciones previstas para 2021… “Necesitábamos revisar la situación económica”, confiesa un directivo cuando se le pregunta por el riesgo de quiebra que algunos analistas advierten en el Barça”. (…) “Los números obligan a reparar en la difícil viabilidad del plan de la junta de Bartomeu, volcada en contentar a los futbolistas de la primera plantilla -es el club que mejor paga a los jugadores con una media de 11,4 millones de ficha -. Y en una directiva también dispuesta a sostener el modelo Barça, que mantiene a nueve secciones amateur y seis profesionales, especialmente potenciadas desde la etapa de Núñez y la construcción del Palau. Algunos analistas defienden que el club debe inventarse de nuevo tras sobrevivir a situaciones críticas como la de 2002 con el mandato de Gaspart”. (…) “La Covid-19 amenaza no solamente a los actuales gestores, sino que compromete el futuro de una entidad emblemática y única, siempre distinguida por ser “més que un club”, como es el FC Barcelona”. Y estamos hablando del actual Campeón de la Liga española a falta de cerrar la competición. ¿Podremos remontar con optimismo tanto el Barça como los demás equipos de la Liga española? Es posible que debamos recurrir a la reflexión motivadora de Helen Keller: “El optimismo es la fe que conduce al logro. Nada puede hacerse sin esperanza y confianza”. Una visión optimista se puede inferir de este comentario de Ceferín presidente de UEFA: “De ningún modo pienso que esta pandemia vaya a terminar con nuestro deporte. Llevará su tiempo, pero los aficionados volverán a llenar los estadios con pasión y emoción. El coronavirus es algo terrible, pero no es el apocalipsis, saldremos de ésta”. Aunque hay “derrotas parciales” cuando algunos decretos nacionales han precipitado la retirada de Bélgica, Holanda y Francia. Incluso ahora mismo está fijada la fecha del 25 de mayo como límite para notificar si las ligas se reanudarán o no para configurar los torneos internacionales. En cualquier caso, por si llega a ocurrir que los partidos se jueguen sin público en los Estadios, el entrenador del Tottenham señor Mourinho reflexionó en el “Sky Sports”: “El fútbol forma parte de mi mundo, pero todos debemos tener paciencia. Es una lucha en la que todos tenemos que participar… Si jugamos los nueve partidos que nos restan, será bueno para todos. Será bueno para el fútbol y para la “Premier League”. (…) “Si jugamos a puerta cerrada, me gustaría pensar que el fútbol nunca es a puerta cerrada. Habrá cámaras, por lo que millones de personas nos estarán viendo. Así que, si un día entramos en el estadio vacío, no estará ni mucho menos vacío”.