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Hacia un arbitraje del fútbol más precisoTODOmercadoWEB.es
viernes 25 septiembre 2020, 01:00Editorial
de Manuel Rodríguez

Hacia un arbitraje del fútbol más preciso

“Es en la humildad, en los comportamientos y en la escenificación de los mismos en donde se manifiesta la grandeza de la autoridad”. (José Ignacio Rivero, actualidadarbitral.com).
El pasado día 10 de septiembre los árbitros razonaron acerca del estado de situación del arbitraje. El presidente arbitral Carlos Velasco Carballo llevó la voz cantante. Se profundizó en las diferencias entre juego temerario, brusco o violento, además de recordar el respeto que debe tenerse a los árbitros, insistiendo en que las protestas masivas serán sancionadas con amarillas (Este invento también se le puede atribuir a Pep Guardiola, negativamente, cuando entrenó en Barcelona y posteriormente implantado ya en Münich y Manchester). El fundamento era que, ese proceso de intimidación colectiva, solía pasar de puntillas a la hora de sancionarse con amarilla a un grupo de gente, sin embargo, cumplía su función fundamental cual era “acobardar” a los árbitros para futuras decisiones en el partido. Respecto a otras novedades reglamentarias, se concreta lo que es mano y no lo es. En principio, el balón que impacte en la zona de la axila y por encima no es mano. Por otra parte, las jugadas que acaban en gol y que un jugador ha tocado con la mano de manera accidental, ya no tendrá que ser siempre anulada, salvo que genere una ocasión de manera inmediata. Realmente, no debieran descender a un temario inacabable de circunstancias y dejar más claro el espíritu de las faltas por mano, en esto soy muy antiguo, lo reconozco, siempre fui más partidario de establecer la norma antigua de voluntariedad o no de las acciones; incluso de mano despegada del cuerpo que ocupa un espacio defensivo que acabaría beneficiando al infractor si no se pita falta… Fijaros en la incongruencia “Si un jugador intenta cortar una jugada con una falta clara y no lo logra, no será castigado con tarjeta amarilla”, lo cual se da de bruces con aquello de “Dar o intentar dar” que aún permanece en vigor en el Reglamento, o sea, “intentar dar” puede ser libre directo y dentro del área será penalti. Pero ahora se orienta al contrario de toda la vida… Mal empezamos a matizar aspectos reglamentarios con ejemplos tan contradictorios. “Los porteros no serán castigados con amarilla en la primera ocasión en la que se adelante en el lanzamiento de un penalti”, añadiendo Velasco Carballo que “El árbitro debe describir lo que sucede en el terreno de juego y basarse en evidencias, nunca en opiniones. Serán los órganos disciplinarios los que decidan si hay sanción o no. El código no castiga las críticas, pero estamos muy contentos de que la Federación proteja a los árbitros con conductas mucho más allá de una crítica y que ponen en duda la honestidad arbitral”. Aquí barren demasiado para casa, si bien la crítica fácil sobre una determinada actuación no debiera equivocarse con una posible “duda a la honestidad arbitral”. “En el tercer año de VAR es que todos sepamos reconocer que ayudó a resolver más de 150 errores y reconocimos los errores”. Excelente. Visto bueno. Pero volvamos a la época SIN VAR, esos 150 errores se deberían haber criticado con insistencia y aunque los árbitros lo aceptasen en su fuero interno incluso dentro del Colegio de árbitros, hacia fuera eran promovidos muchos procesos para “cargarse” al criticón de turno. La tendencia siempre será la de protección incondicional y, sin embargo, no se es proclive al análisis de las críticas formuladas porque al crítico se le hace reo, de salida. Y, definitivamente, el VAR no es una herramienta para rearbitrar partidos. Estos puntos de vista deben seguir perfeccionándose si queremos un corazón más sano para el fútbol. En todo caso, insistiré siempre en que el fútbol se arbitre por jueces profesionales con ayuda de todas las herramientas tecnológicas que proceda; ahora bien, debe consolidarse el Reglamento en sus 17 Reglas y clarificando aún más el “espíritu” de las normas. Porque no me fío de unos bíblicos vademécums detallando casos y casos, matices y matices, especificaciones y especificaciones maratonianas. El criterio arbitral debe aparecer en todo momento que permita unificar las maneras de ver los hechos con razonable similitud.