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Pensamientos inspiradores para un fútbol en evolución permanente

Pensamientos inspiradores para un fútbol en evolución permanenteTODOmercadoWEB.es
lunes 23 marzo 2020, 01:00Editorial
de Manuel Rodríguez

“El espacio parece estar más domesticado que el tiempo: en todos los sitios encontramos gente que lleva reloj, pero es muy raro encontrar gente que lleve brújula. Necesitamos saber la hora en todo momento pero nunca nos preguntamos dónde estamos. Creemos saberlo: estoy en mi casa, en la oficina, en el metro, en la calle. Es evidente, por supuesto, pero, ¿Hay algo que no lo sea?”. (Georges Perec, “Especies de espacios”.)

Leyendo “El Tao del viajero”, de Paul Theroux, me inspiré sobre el viaje, complejo, que el fútbol realizó hasta la fecha, así como en la búsqueda de nuevos caminos hacia su evolución futura. Así, se me viene a la memoria lo que Borges dijo: “Soy un explorador solitario que perdió la brújula y el mapa”. Él precisamente que era un detractor del fútbol, aunque aceptaba que toda exploración precisa de mapa y brújula. El fútbol, para mí, también. Y la importancia del viaje, sus reglas, los sitios peligrosos a evitar, la sabiduría viajera que aporta experiencias, pequeños y grandes detalles absolutamente necesarios parra conocer el juego y llegar al éxito. Por eso el libro nos ilustra con frases muy oportunas para acercarlo a lo futbolístico y entender el juego: “El viaje es fatal para los prejuicios, el fanatismo y la estrechez de miras, y debido a esto muchos de los nuestros lo necesitan como medicina”. Justa precisión, cuando consecuencia de la pandemia del “coronavirus”, el fútbol mundial tuvo que echar el cierre a todas las competiciones que pudieran resultar contraproducentes por las consecuencias que se derivarían, o sea, las infecciones masivas. Y enclaustrados en sus casas, los aficionados se descomprimen con la ausencia de competición y todo lo inherente a ella. Así que la medicina del fútbol, de momento, no funciona.

“Al viajar, uno acepta cualquier cosa; la indignación se queda en casa”, cuestión que ahora no se produce. El viaje de la Liga 2019/20 se ha suspendido, la “indignación” está en casa y no hay válvulas de escape. Porque se podría ver fútbol enlatado pero no es lo mismo, un partido ya jugado, ya visto, que se conocen a priori los resultados no tiene ya ningún valor de mercado. “El viaje hace con la vida cotidiana lo mismo que los buenos novelistas: la enmarca como un cuadro o la engasta como una gema, para que sus cualidades intrínsecas quedan más a la vista…” Y nos hemos quedado desnudos sin competición a la que acogernos. Pero no hay mal que por bien no venga, porque podemos reflexionar al respecto sin las prisas de los puntos y de los partidos a ganar, empatar o perder. “A veces me parece que hay una búsqueda fundamental en el viaje, la búsqueda de lo inesperado”. Ese es el mayor valor añadido que aún tiene el fútbol, lo inesperado, la búsqueda de rendimientos y objetivos.

La verdad es que los aficionados al fútbol se han quedado vacíos en estos días, yo aprovecharé para ver algún vídeo de historias de jugadores notables (No hace falta que sean “dioses” o de “otros planetas”, “cósmicos”, o algo así. Recientemente, me sorprendió uno sobre Cristiano Ronaldo en su época del Sporting de Lisboa en aquel partido amistoso contra el Manchester United en el Estadio de Alvalade, preludio de su fichaje por los ingleses. ¡Qué bien jugaba aquel joven de 18 años! Hacía “tirabuzones” encima del balón, regateaba bien, brillante, creativo, él mismo reconoce que ahora juega más directo y que le parece mejor que el estilo de por entonces. Son momentos de reflexión y no de excitación. Como dijera Leonardo da Vinci: “Es necesario mantener nuestra brújula en los ojos y no en la mano, para que las manos ejecuten, pero los ojos juzguen”. Viendo a Cristiano Ronaldo en aquel partido referido, uno se pregunta cómo aquel jugador no fue objeto de observación, o de intento de fichaje, por clubes nacionales como Barcelona o Real Madrid con la edad y maduración que ya mostraba. O es que la memoria no me alcanza y no tengo conciencia de aquello, incluso yo que siempre estuve muy pendiente del fútbol portugués. Mi brújula se ve que por entonces no estaba orientada hacia aquellos pormenores de fichajes tan boyantes. Aunque hay constancia de que la Academia del Sporting de Lisboa está muy acreditada, por allí pasaron gente de mucho nivel: El citado Ronaldo, antes Figo que acabó fichando por el Barcelona, y hasta el mítico Eusebio que pasó por allí desde Monzambique aunque posteriormente acabase entusiasmando a los aficionados en el Benfica de Lisboa.

“El que se enamora de la práctica sin ciencia, es como el marino que sube al navío sin timón ni brújula, sin saber con certeza hacia dónde va”, dijo Patrick Süskind. Últimamente, de lo único que se habla es de fichajes, cuanto más valga el jugador más entusiasmo se provoca en los aficionados propios y más desánimo en los contrarios. Todos están a “descubrir” fenómenos de bajo coste pero al pretender que rindan como futbolistas hechos y derechos y sus prestaciones aún no les alcanza, la frustración les embarga. Y ponen en duda las políticas de medio/largo plazo, sacando la bandera de los “grandes fichajes” de nuevo. Y yo que vi el reportaje de Cristiano Ronaldo rindiendo a un nivel extraordinario con 18 años, descubrí que el primer año que jugó en el Manchester United tan solo fue capaz de marcar 7 goles, y eso que ya era un primor su manera de conducirse en el partido. ¿Ferguson tendría dudas el primer año del fichaje de Ronaldo? Porque, además, cuando se fichan jugadores jóvenes siempre aparecen numerosas voces acerca del trabajo de cantera y la afloración de jóvenes locales formados en la cultura del equipo. Un buen día debutan y el rendimiento no aparece a la primera, así que en el próximo partido no está garantizada su alineación. El corto plazo de los resultados es el mayor enemigo de las canteras futbolísticas.

Por eso es tan importante no desvariar y mantener los principios: “La brújula es una excelente metáfora física de los principios porque siempre señala el norte. La clave para mantener una elevada autoridad moral es seguir continuamente unos principios de verdadero norte”, según Hart Crane. Es sorprendente la firmeza con la que un Villarreal es capaz de competir con una idea mantenida en el tiempo, a pesar de las dificultades para conseguir puntos todos los días de partido. O también, un equipo tan “misterioso” (Dificultades para conseguir sus objetivos con tan pocos medios) como el Éibar para que su entrenador lidere para salvar la categoría, dirigiendo con una idea prefijada y propia de equipo grande, al fin y al cabo es el equipo que más tiempo juega en el campo del equipo contrario, más del 60% del tiempo jugado. Así como equipos como el Granada, dirigidos por un entrenador “anónimo” (Diego Martínez) que logra transmitir valores a una mayoría de jugadores que lograron subir desde Segunda División a su equipo y esta temporada llegaron a semifinales de la Copa del Rey aunque cayeran eliminados contra el Athletic de Bilbao ya en los segundos finales del partido. Y es que estos equipos no podrían sobrevivir sin brújula y un norte fijado con firmeza, ya que el presupuesto no les llega para firmar a figuras en ciernes ni siquiera futbolistas que vienen de vuelta y disponen aún de potencial. Por eso es tan importante la increíble gesta del Getafe, de manos del entrenador José Bordalás, una gestión sensata respaldada por su presidente Torres, personaje singular que a mí me parece que sabe más de fútbol que el común de sus colegas. Y otros más…

Es en estos casos donde se cumple una de las premisas de Stephen Covey: “Tenemos mayor necesidad de una visión, una meta y una brújula un conjunto de principios o instrucciones, y menos necesidad de un mapa de ruta”. Volviendo a las influencias de Paul Theroux, que nos señaló en “El Tao del viajero” enseñanzas a transferir: “Y hagas los que hagas, no te olvides de la brújula”. Esa sensatez necesaria que los dirigentes, los entrenadores, los futbolistas, incluso los aficionados y los medios de comunicación, van a tener que reflexionar en estos momentos de espera necesaria en esta época de “coronavirus”. A lo mejor debiéramos profundizar en aquello que nos invitó Albert Espinosa en su libro “Brújulas que buscan sonrisas perdidas”: “Para vivir hace falta vivir… Creo que no deberíamos olvidarlo”. Y a partir de aquí que el fútbol fluya hacia la mejora continua…

Sorprendente me resultó la entrevista al futbolista de Osasuna, Chimy Ávila (Marca, 15.03.20, Nacho Labarga y Lorena González), quien asegura: “El que se olvida de dónde viene no sabe hacia dónde va”. Un futbolista humilde que estaba entrando en el punto de mira de los grandes por su generosidad en la entrega y eficacia en el juego. Relata con amargura el detalle de que una persona que le enviaba un whassap todos los lunes y desde la lesión dejó de enviarlo. Y recuerda lo que sentía cada vez que jugaba en su barrio y se emociona cuando le decimos que él es la viva imagen de ese fútbol, cuando le recordamos que iba a entrenar descalzo y a caballo a las seis de la mañana. “Cuando me dices potrero se me pone la piel de gallina. Le he dado de comer a mi familia en un potrero, pateando un penalti. Cuando veo la canchita me viene a la cabeza felicidad, cómo jugábamos… Cada vez que entro en un campo quedo con la mente en blanco. Mis ojos están en los rivales y en la cancha, que es como la de mi barrio. Intento transmitir en el campo aquella felicidad, aunque un central me quiera pegar”. Y reconoce que no siempre hizo las cosas bien: “No hice el mal en algo concreto, lo hice muchas veces. El mal viene de las mentiras, de la traición, de toca algo que no es tuyo, de envidiar, de hablar mal de alguien… Eso ya es el mal”. (…) “Aprendí de chico que todo necesita sacrificio. Fácil no va a venir, eso es lo que represento en el campo. No voy a esperar en la puerta del área para que llegue el balón y empujar. Yo voy a intentar fabricar la jugada y el gol… Ahora mi sueño es que todas las personas tengan la mayor de las bendiciones”.