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Tebas y los fondos de inversión. Osasuna, Eibar y la incoherencia de las SAD. El Salenko de Brasil 2014TODOmercadoWEB.es
jueves 12 junio 2014, 00:00Editorial
de José M. Díaz

Tebas y los fondos de inversión. Osasuna, Eibar y la incoherencia de las SAD. El Salenko de Brasil 2014

No hay charco que se le resista a Javier Tebas. El presidente de la Liga de Fútbol Profesional no evita la polémica si se pone a tiro. Aun a costa de ser multitudinariamente insultado y acusado de todo tipo de irregularidades (por ser generosos) en Twitter. ¿Le merece la pena realmente exponerse así? La opinión vertida en el OffSide Festival sobre la llegada de Peter Lim al Valencia le ha generado infinidad de críticas. Mostrar un punto de vista negativo a la entrada de magnates o fondos de inversión en los clubes españoles cuando has estado tan próximo a Piterman no es demasiado coherente. No es bueno prejuzgar porque con el tiempo las acciones propias se pueden volver en su contra. Tebas se ha abierto infinidad de frentes desde que ostenta la presidencia de la LFP. Derechos televisivos, descensos administrativos, adulteración de resultados... La Patronal está activa pero genera demasiada controversia. La batalla contra la corrupción todavía no se ha cobrado víctima alguna, por más que se hayan recopilado pruebas de compra-venta de partidos. Algo falla. Y no parece estrictamente justo que se decida un descenso administrativo o no (caso del Alcorcón) por la votación de una Comisión Delegada formada por clubes que pueden tener filias, fobias o intereses. El fútbol español está lejos de ser modélico por más que Tebas lo defienda desde el momento en que Osasuna sigue sin ser SAD por un privilegio concedido cuando su gestión era un ejemplo y el Eibar no tenga garantizada su presencia en la élite pese a terminar campeón en Segunda porque se le exige una ampliación de capital determinada. En Pamplona se roza la quiebra y unos kilómetros al norte, en Ipurúa, no se debe un céntimo. Esta fórmula no debe funcionar bien si provoca estas paradojas. Sí, en el mundo ideal de Javier Tebas no habría lugar para los fondos de inversión pero esta figura no es más que la trágica consecuencia de la desastrosa gestión de la mayoría de dirigentes del fútbol español, que siempre han querido crecer por encima de los recursos a disposición. Si Lim no hubiera llegado a Valencia (y quien dice Lim se puede referir a cualquier otro de los pretendientes a gestionar la SAD), no habría equipo. ¿Se vende el alma al diablo? Puede ser. Lógicamente el nuevo mandatario del Valencia manejará a su gusto el club, tomará las decisiones que desee y, como poseedor de un fondo de inversión que cuenta en su cartera con jugadores de élite, utilizará al Valencia como escaparate o no. La hinchada estará conforme mientras acompañen los resultados. Y mientras Lim esté de acuerdo y el Valencia responda a sus objetivos, todo irá bien. ¿Modelo indeseado? Seguro. ¿Única solución ante un déficit escandaloso generado por directivos de la tierra? Igual de cierto. La idea del accionariado popular ahora suena a cuento de hadas, cuando la gente tiene infinitos problemas para llegar a fin de mes. La involución en el fútbol español es evidente. Real Madrid y Barcelona aparentemente siguen sin notarla (por comprobar los efectos del caso-Neymar en la entidad blaugrana. Por lógica tiene que condicionar la economía futura por más que lo niegue Bartomeu). El balance espectacular a nivel de competiciones continentales no se refleja en la gestión de los clubes. El propio Sevilla ha tenido que recurrir a fondos de inversión para realizar operaciones. Y muchos dirigentes tienen que recurrir a esta fórmula, que parecía patrimonio del fútbol sudamericano en exclusividad, para poder construir plantillas medianamente decentes. De seguir en este camino, a nivel internacional no se discutirá de una dualidad Real Madrid-Barça, Real Madrid-Bayern o Barça-el equipo 'x'. Quizá se discuta el nivel de los jugadores manejados por Doyen y Meriton. Si se empeñaran en inscribir un equipo en la Liga de Campeones con los jugadores que controlan quizá llegarían muy lejos. Sí, el fútbol está cambiando. Y no sólo en España. Causa nostalgia ver cómo el Milan prácticamente mendiga al Valencia una rebaja en la opción de compra de Rami porque anda justo de recursos. Cuando en décadas pasadas Berlusconi, como cualquier presidente de club italiano, incluso de media tabla, sacaba el talonario y le duraba diez minutos una negociación por el jugador de moda. Llega el Mundial. Se sucederán durante un mes muchas emociones, muchas ilusiones y pocas oportunidades reales de mercado. Porque históricamente se ha demostrado que las operaciones que se realizan durante o después de una Copa del Mundo presentan una inflación excesiva. En muchas ocasiones los futbolistas son sobrevalorados por la enorme repercusión del evento. El precio se multiplica y a menudo se queda corto en comparación con el fiasco de un rendimiento que no era el esperado. Son muchos los clubes que ha retenido a jugadores con buen mercado con la esperanza de que el gran escaparate aumente su valoración. Además de saber quién será el campeón o la figura del torneo, veredictos que llegarán en el último día del Mundial, habrá que esperar unos meses para ponderar si las inversiones de los clubes que comprarán en función de las actuaciones de sus eventuales fichajes en Brasil son aceptables o si se convierten en fiascos. Puede haber curiosidad por saber quién será el Makanaky o el Salenko de 2014. El jugador extramotivado que se sale en el Mundial y después en su nuevo club parece tener nivel de torneo social.