Valencia y el escepticismo por la llegada de Gary Neville, el entrenador pluriempleado

No se percibe entusiasmo, antes al contrario, entre la hinchada del Valencia por la llegada de Gary Neville al banquillo del primer plantel blanquinegro. Un soberano capricho del propietario Peter Lim, para el que obviamente se siente legitimado por la importante aportación económica que realizó en su momento y que determinó la salvación del club. Pero objetivamente no se puede valorar como una decisión lógica, máxime en el momento deportivo que atraviesa el equipo, asignar un banquillo tan caliente a un técnico sin ninguna experiencia en la máxima división. De hecho David Moyes, quien ya conoce la idiosincrasia del fútbol español por su experiencia en la Real Sociedad, desaconsejaba a Phil Neville, hermano del nuevo responsable del equipo, hacerse cargo del desafío si le fuera ofrecido por Lim. Gary tiene un plus, pero de escasa entidad a nivel de experiencia. Aportar en el curriculum, al margen de una brillante carrera como entrenador, el ser ayudante de Roy Hodgson en la Selección de Inglaterra, al margen de su labor como comentarista, no es el máximo. De hecho ningún club en la Liga BBVA tomaría en cuenta su candidatura en un proceso de selección. Sí, sumen en el capítulo de cosas difíciles de comprender que el nuevo entrenador del Valencia seguirá desarrollando funciones en otro lugar, en la Selección de Inglaterra.

Pero Gary Neville es socio, junto al resto de la mítica "Class of '92", de Peter Lim en el Salford. Algo que en Valencia se conocía. Pero nadie se habría atrevido a pensar hace unas horas que el magnate recurriría a uno de los ex jugadores del Manchester United para afrontar el desafío. Cuando Lay Hoon afirmó en la conferencia de prensa del lunes que el nuevo entrenador no llegaría de la mano de Jorge Mendes, nadie habría pensado que la elección de Lim sería hija de un capricho. Pero quien paga manda. El próximo fin de semana visita Mestalla el Barcelona. Será el momento de comprobar el efecto, a nivel anímico, de la llegada de Neville al banquillo. Mucho que ganar, poco por perder. Pero serán necesarios buenos resultados de manera inmediata para que el runrún en la grada no se convierta en un clamor.