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La brújula también nos debe orientar hacia la humanización del fútbol

La brújula también nos debe orientar hacia la humanización del fútbolTODOmercadoWEB.es
sábado 27 junio 2020, 01:00Editorial
de Manuel Rodríguez

“Una máquina puede hacer el trabajo de cincuenta hombres normales. Ninguna máquina puede hacer el trabajo de un hombre extraordinario”. (Elbert Hubbard).

Sin duda, el entrenador del Leganés, Javier Aguirre, estuvo “sembrado” en sus declaraciones (ElPaís, 15. junio. 2020, Diego Torres), incidiendo en aspectos del fútbol actual que comparto, plenamente. “Los técnicos que estaban cuando vine en 2002 ya no están: Los Caparrós, los Lotina, Vicente del Bosque, Luis Aragonés… Míticos. Esta es mi temporada 12º en la Liga, pero han pasado 18 desde que dirigí aquí por primera vez. ¡De árbitros no me queda ninguno! Antes nos saludábamos y bromeábamos mucho. Ahora todos son muy jóvenes. Me fui cinco años, volví y no conozco a nadie. Y los veo jovencitos, vigorosos, fuertes… era otro estilo. Antes eran arbitrajes más cancheros, más de calle, más de hablar con el míster. Éstos vienen con el Reglamento y hacen bien, porque hay que aplicarlo. ¡Y vienen con la tecnología! La tecnología también nos ha cambiado a los entrenadores: Que si Mediacoach, que si las imágenes… Eso era impensable en 2002”.

Cuando le preguntan a Aguirre sobre los entrenadores, “¿Ahora parece que son todos ingenieros aeronáuticos?”. Y Javier se explaya en algo fundamental que, demasiadas veces, se está olvidando en el fútbol: “Los entrenadores cada vez tenemos más ayudantes de campo, gente en oficinas viendo vídeos, incluso durante el partido. Puedes ver imágenes con diez segundos de retraso desde el banquillo. Es inusitado y nos ayuda. ¿Qué sucede? Que cada vez queda menos espacio para la intuición. Para el olfateo. Me gusta olfatear el terreno, los jugadores… Yo digo: “¿Qué esta pasando con Pedro, que tiene mala semana?” Y ves los números y ves que no puede jugar porque corrió menos que cualquiera en los entrenamientos, su GPS indica que no hizo grandes esfuerzos… Y hablas con Pedro y te dice: “Mi hija estuvo enferma toda la semana y no pude dormir, Míster”. ¡Eso es al final con lo que tratas! Con los seres humanos. “Los números dicen que no puedes jugar. Pero, tú Pedro, ¿Quieres jugar?” – “Míster, por mi hija, déjame jugar que para mí es un partido importante”. Y Pedro te gana el partido con dos goles. Eso no te lo dice ningún ordenador. Esa comunicación entre dos personas es insustituible. Luego hay gente que lo basa todo en números: Juegan los que mejores datos tienen, o los que según los modelos informáticos son los que más daño pueden hacerle al rival. Porque hoy tienes toda la información sobre, por ejemplo, cómo atacar al Getafe, dónde tiran los córners, qué probabilidades tiene cada jugador de tirar centros con la izquierda… Todos tenemos toda la información de todos. ¿Y qué sucede? Que jamás hay que olvidar el factor humano…”

Me imagino a esos entrenadores jóvenes, imbuidos en las nuevas tecnologías, en los nuevos métodos, en la utilización de metodologías milimétricas, he visto muchas veces que el joven entrenador se pasa media hora confeccionando un circuito mixto (físico/técnico), un cono aquí, una pica allá, una portería pequeña, etc. Y el grupo se pone a trabajar, van pasando uno a uno los jugadores por los distintos elementos, todos parecen activos, etcétera. Pero al final, el equipo trabajó en dicho circuito de manera que tan solo se produjo una sola repetición. O sea, cinco minutos de trabajo efectivo frente a media hora esperando a que el entrenador confeccione su “tabla de castigo” porque en ese tiempo se juegan “pachangas” sin mucho sentido práctico. Son defectos típicos, si somos observadores podemos ver estos desempeños en muchos campos de entrenamiento.

(…) “Oye que la estadística dice que este jugador no se acopla al rival porque es pequeño. “No importa, este pequeño va a jugar porque tiene una espina clavada y está motivado”. Eso los entrenadores no debemos perderlo nunca. Aunque salga rana, no trabajamos con robots… Cuando te estás jugando la vida lo más decisivo es lo intangible: Ni la técnica, ni la táctica, ni la estadística. Y no nos olvidemos: Hoy no hay público. ¡Imagínate ese escenario! Porque el público te lleva en volandas. El público mueve a los jugadores. Sin público tengo un añadido extra, en contra quizá, ya que no tengo a mi gente de Leganés gritando: “¡Es de Primera, el Lega es de Primera! Eso si ni yo ni mis jugadores lo vamos a escuchar. Entonces, ¡Carajo! Hay que sacar desde dentro esa motivación. A eso me dedico. A elegir a los que estén mentalmente mejor. Porque si pierdes te vas a Segunda, y eso significa que puedes perder tu empleo… Entreno en Butarque para simular el partido en el Estadio vacío. ¡Y es un cementerio! El silencio es brutal. Hacer ver a los jugadores que nos faltará el público será una labor titánica. Hay que romperse el alma. Poco a poco estoy metiéndoles ruido, día a día… Soy tan cercano a los jugadores que todos los días encaro a dos o tres: “¿Qué tal, cómo estuvo anoche?” “¿Qué tal tu mujer?” “¿Cómo sigue la niña”?... Siempre voy rascándole en la esencia del ser humano. Soy muy metiche. Me gusta saber qué le pasa al ser humano que le pega a la pelota”. Y Aguirre siguió elucubrando respecto a los goleadores que tenía y se los ficharon otros equipos, encontrando la oportunidad de contar con otros jugadores que estaban oscurecidos. Y una máxima muy “aguirreniana”: “Si el jugador no encuentra un desafío diario no es jugador de fútbol”.

Al respecto de las nuevas pautas del fin de Liga 2019/20, Aguirre sienta su impronta: “Tener cinco cambios nos vendrá de maravilla. Estoy feliz que la nueva norma permita tener a los 23 de la plantilla en el banco, esto es una muy buena decisión. Por el bien del espectáculo. Si en el minuto 70 un jugador no puede ni con su alma porque estamos jugando a 34 grados y se pasó 90 días parado, pues que venga otros y lo refresque. Yo les dije a los jugadores: “No se preocupen que de un partido a otro podemos hacer hasta ocho cambios; necesito que todos estén a tope”. Porque además somos un equipo bastante igualado. En cualquier equipo hay unos que destacan y si los quitas sufres. En el Leganés no”.

Por tanto, en tiempos de pandemia, es gratificante escuchar de un “zorro viejo” del fútbol aspectos tan olvidados como que los futbolistas son seres humanos y tienen su corazoncito como para preguntarles por aspectos de su vida personal que pueden influirle en su rendimiento; la necesidad del trato y tener una buena comunicación; la necesidad de no cederlo todo a la tecnología y los números estadísticos; de la preponderancia del factor humano. Recuerdo mis viejos tiempos de entrenador, tenía muchos estudiantes que en época de exámenes “firmábamos” un contrato de no perder los entrenamientos a pesar de que durmieran poco y estuvieran estresados. Prefería que me dijeran abiertamente si tenían sueño, o estaban cansados, para hacer un mero entrenamiento oxigenante sin exigencias, estiramientos, ducha caliente y para casa. Aquello era beneficioso para todos, yo no los exigía sin conocimiento y ellos se relajaban y cumplían con el equipo. Un mero intercambio personal, tú me das y yo te doy. Pasado el tiempo, he comprobado que aquel estilo dialogante y humano fue uno de los aspectos más positivos de mi liderazgo. En este caso, el míster Aguirre del Leganés me lo ha recordado y su proximidad hasta con el aficionado sienta cátedra.