Fuera de sus Casillas

Humillación histórica al Real Madrid en el Vicente Calderón. El equipo blanco no hizo acto de presencia en el derbi y fue vapuleado por un Atleti muy superior en todas las facetas del juego. Simeone volvió a ganar la partida a un Ancelotti desquiciado y sin capacidad de reacción. No hay excusas, esta vez no. La pizarra del argentino comienza a ser un sudoku indescifrable para un técnico incapaz de motivar a los suyos ante un encuentro de tal trascendencia. Seis enfrentamientos entre ambos conjuntos en lo que va de temporada y ninguna victoria del Madrid. No es casualidad. Es más, ahora parece que el cabezazo de Ramos en Lisboa fue la flor de un día que salvó a Ancelotti de la quema.

El Madrid jamás puede vivir del pasado. Las diez Copas de Europa en las vitrinas sirven para sacar pecho, pero todas ellas se consiguieron gracias a no caer en el discurso victimista de otros eternos segundones. El Madrid es presente, el pasado no existe. Ese nivel de máxima exigencia es la causa de la grandeza de este club, el mejor de la historia.

Un Madrid fuera de sus casillas y un portero que volvió a demostrar estar lejos de su mejor momento. Una cantada impropia de su trayectoria, pero que para lamento del madridismo ya no es noticia. El tempranero fallo de Casillas dejó en bandeja el partido al Atlético. Fue una jugada clave, pero el capitán tampoco es el único culpable. Su penosa actuación fue de gran ayuda para los rojiblancos, que se vinieron arriba al verse por delante en el marcador. Los errores del guardameta evidencian el ocaso de su carrera deportiva. Ley de vida. En cambio la mala imagen del equipo denota una grave falta de respeto hacia el escudo que los jugadores portan en el pecho. Eso sí que no se perdona. El Atleti ha provocado una brecha en el madridismo que tardará en cicatrizar.