Conte, los oriundos y las ganas de sufrir a lo tonto

Italia vivió este parón de selecciones entre polémicas y acusaciones. Se empezó con la decisión de Conte, que convocó a los oriundos Eder y Vázquez causando, en algunos casos, hasta indignación. Para Roberto Mancini, por ejemplo, la Nazionale "tiene que ser italiana": una opinión que muchos compartieron y que obligó al mismo Conte a defenderse en conferencia de prensa. "No he sido el primero ni seré el último en convocar oriundos", dijo el seleccionador, que recordó la gran cantidad de jugadores naturalizados presentes en el último Mundial. Una polémica estéril, considerando que varios oriundos forman parte de la historia de Italia y muchas selecciones europeas viven esta situación desde hace décadas. La preciosa rosca de Eder ante Bulgaria demostró quién tenía razón.

Por si no fuera suficiente, Conte también tuvo que aguantar las acusaciones causadas por la baja de Marchisio. Tras la lesión en la rodilla del centrocampista bianconero (que al final fue mucho menos grave de lo que parecía) el presidente de la Fiat John Elkann declaró que en la selección italiana "se trabaja demasiado" y varios tifosi bianconeri atacaron al seleccionador por sus métodos de trabajo.

Otra discusión bastante inútil: el ex entrenador de la Juve decidió tomar el mando de la Nazionale en un momento complicado, y desde que se sentó en el banquillo azzurro está buscando nuevas soluciones para volver a formar un grupo competitivo después del fracaso en Brasil. Atacar a la persona que representa, en este momento, la única esperanza para devolver a Italia su prestigio es puro masoquismo. Hay que dejarle trabajar.