Casillas, debajo del larguero

Iker Casillas habló en El Larguero sobre el césped del Bernabéu bajo la luna de Madrid. Una cita romántica con la portería como testigo de las confesiones más íntimas del capitán blanco a un De la Morena que utilizó un tono paternalista para que relajar a su invitado. Todo muy bohemio, muy deslumbrador, sin música de fondo pero con los pitos de la afición presentes en el ambiente.

Casillas, al igual que durante gran parte de la temporada, no salió a tiempo y se le cayó el larguero encima. Una vez más decepcionó al madridismo con un micrófono delante. Estuvo mucho tiempo callado y se aseguró que fue un error, pero viendo sus declaraciones quizá fue lo más inteligente. Antepuso en todo momento la Selección al Real Madrid. Sigue empeñando en continuar e hipotecar el futuro del club. Y para más inri, Casillas vuelve a fallar como capitán. La relación del guardameta con la grada está rota y es irrecuperable. Cada día que pase, irá a peor.

Confesó que, tras una temporada muy complicada en el Real Madrid, su peor momento fue contra Eslovaquia. Sus cantadas aquel día costó a España la derrota en un partido de la fase de clasificación para la Eurocopa. ¿El 4-0 en el Calderón? ¿El ridículo ante el Schalke? ¿La eliminación contra la Juve? Pequeñeces para el capitán blanco, meros entrenamientos con el fin de ir convocado por Del Bosque. Y es que según aseguró Casillas: "Miro por mi club porque sino no voy a la Selección". De traca. Por un momento los madridistas esperaron que se dieran por sorpresa las luces del Santiago Bernabéu e Iker cogiera un ramo de flores y gritara "Inocente, inocente" a la alcachofa. Pero no fue así.

Reconoció que sus piernas ya no van a la velocidad que su que cabeza quiere. Aun así, afirmó que la próxima temporada estará en el Real Madrid. Un órdago público a Florentino Pérez. Un entrevelado "o me das 14 millones de euros o no me muevo". Algo incompatible con otra frase que pronunció poco después: "No quiero ser un problema para el Real Madrid". Ya lo es desde hace varios años y esta última campaña ha provocado una guerra civil en el madridismo que ha eclipsado por momentos los objetivos y resultados deportivos del club.

De Mourinho, Xavi y la famosa llamada está todo dicho. Casillas nunca entenderá aquel acto como una traición porque la Selección ha sido, es y será lo primero para el guardameta. Confiesa que Del Bosque amenazó con tomar cartas en el asunto y que por eso se vio obligado a telefonear a Xavi. Sin duda, la opinión de Mourinho pasó a un segundo plano para el capitán blanco cuando el seleccionador se puso serio.

En definitiva, las declaraciones de Casillas, en vez de apaciguar los ánimos, han provocado un nuevo incendio en el madridismo. No ha estado a la altura del brazalete de un club como el Real Madrid. Podría haber buscado la paz y una salida digna, propia de la leyenda que es, pero preferió la guerra y la venganza. Gracias Iker por lo que diste, pero mejor deja tranquilo al madridismo. Sal de debajo del larguero, da la cara, reconoce que tu etapa en el Real Madrid ya terminó e intenta marcharte como un señor.