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Barça, o cómo resucitar los fantasmas del pasado

Barça, o cómo resucitar los fantasmas del pasadoTODOmercadoWEB.es
viernes 31 octubre 2014, 00:00Editorial
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Se pinchó el globo de la euforia deportiva en el Barça en los pocos minutos del segundo tiempo del Clásico en que el Real Madrid se puso contundente y aprovechó las evidentes carencias del cuadro blaugrana, que aun debe agradecer que se perdiera por dos tantos de diferencia. Obviamente todo habría cambiado si Messi no hubiera perdonado a Casillas con 0-1 en el marcador. Evidentemente el argentino no está ni de lejos al nivel de temporadas anteriores, y la supuesta transformación táctica al final aparenta ser una coartada para disfrazar los problemas físicos o psicológicos que le alejan de ser aquel futbolista que con dos acelerones y un remate sentenciaba un partido.

El jarro de agua fría para medios y entorno fue de los que hacen época. Sí, si hubiera entrado el segundo gol Luis Enrique habría sido un genio, Xavi se habría rehabilitado, la titularidad de Luis Suárez sería un golpe de magia desde el banquillo y recurrir a sólo tres novedades en el once inicial se leería como un voto de confianza a quienes tienen experiencia de sumar victorias en el Bernabéu. Pero Casillas tapó a Messi, a Luis Enrique se le achaca confeccionar un equipo años luz de la revolución pregonada el pasado verano, con una media de edad escandalosa, sin uno de los mejores hombres del inicio de campeonato (Rakitic) y sin capacidad de reacción.

Lo cierto es que el Barça ha pinchado en los dos compromisos como visitante más serios, en París y en Madrid. Mal síntoma. Como los mensajes a través de terceros entre el técnico y Mathieu por la presencia del francés en el lateral izquierdo. Como la eterna baja de Thomas Vermaelen, quien sigue sumando semanas de ausencias y ratificando que el Barça se metió en un charco de proporciones considerables al invertir una millonada en un jugador que ha pasado en las últimas campañas en el Arsenal más tiempo en la enfermería que en el campo. Como la capacidad del director deportivo de asombrar con algunas de sus declaraciones públicas que despejan, en negativo, dudas sobre su capacidad.

Sólo así se puede interpretar que en la entrevista concedida a El País, publicada el jueves, califique a ter Stegen y Douglas de jugadores por hacer. Algo deberá inventar para justificar su apuesta por el meta alemán, quien tuvo una noche de terror en el Parque de los Príncipes, a la altura de los videos de clamorosas cantadas difundidos la pasada temporada, una vez se constató que sería jugador del Barça. Al afirmar que el ex jugador del Borussia Mönchengladbach "no está hecho" se pone la venda ante posibles futuras exhibiciones negativas del jugador, ante la reiterada apuesta de Luis Enrique por "su" portero, Bravo, cuando ter Stegen ha jugado 108 partidos en la Bundesliga y 4 en la Selección Absoluta de Alemania.

El caso de Douglas tiene una raíz diferente. También ha sumado más de 100 partidos en la Serie A brasileña. Hecho está. El problema es que no da la talla para un reto de este tipo. Es el típico fichaje metido con calzador, un "a ver qué pasa" por unos millones de euros que posiblemente se deban dar por perdidos. El nivel futbolístico de Douglas, y es opinión de numerosos especialistas del fútbol brasileño, no da para ser titular en un equipo que aspire a las primeras plazas en la Liga BBVA. Quizá hacía tiempo que en Can Barça no aterrizaba un Keirrison y era el momento.

En definitiva, y en el plano estrictamente deportivo (los despachos dan para mucho tiempo de análisis), éste Barça decepciona, porque se ha vendido una idea de cambio que no es tal. Mal síntoma que Mascherano, quien debía liderar el centro del campo según las primeras impresiones de Luis Enrique como técnico blaugrana, siga siendo el mejor defensor porque Vermaelen está desaparecido, Piqué mantiene su pobre nivel de los últimos meses, casi temporadas y Bartra carece de oportunidades.

Al mismo tiempo, por cuestiones de oportunidad judicial, Joan Laporta, liberado de culpa en la Acción de Responsabilidad presentada por la actual Junta Directiva, parece entrar en precampaña. El presente juzga a los gestores del Club, que han logrado que se hable más de abogados, pleitos, pactos y derecho que de fútbol en los últimos meses. Sus errores alimentan a un Laporta que ya advierte que, si nada cambia, estará presente en las próximas elecciones. Cuando en la rueda de prensa de valoración de la sentencia el ex presidente ha comenzado un ejercicio de autobombo, relatando numerosos aciertos y ningún fracaso, uno no puede dejar de preguntarse si hay una epidemia de amnesia selectiva en Barcelona. Acaso Laporta no recuerda cómo salió del Club, con su popularidad bajo mínimos y con un rotundísimo fracaso de su candidato respaldado en el proceso electoral que coronó a Sandro Rosell.