Bale y la etiqueta de chupón

Desde hace un tiempo se trabaja para etiquetar a Gareth Bale como 'chupón'. El galés comienza a sufrir esa presión en cada mano a mano que tiene con un guardameta rival. Cierto es que hay jugadas que dan vida a este debate, como la de la primera mitad ante la Real Sociedad. El '11' falló un gol cantado después de 'robar' el balón a James, que si bien estaba mejor perfilado era el ex de los Spurs el que llegaba de frente a la portería. Sea como fuere, una jugada normal en un partido a la que no hay que dar mayor importancia.

Más preocupante es que la campaña contra Bale comience a dar sus frutos entre cierta parte de la afición. Los pitos destinados al galés no son más que la victoria de aquellos que critican a este futbolista para atacar de una forma indirecta a la gestión de Florentino Pérez. El Bernabéu debe arropar a sus estrellas, y Bale es una de ellas. Más aún cuando no hay motivos de peso para tal apaleamiento.

El de Cardiff es un jugador sensacional que aún tiene margen de mejora y que dará muchas alegrías a la parroquia blanca en el futuro. Su fracaso sería celebrado con entusiasmo por los pseudomadridistas, pero eso no sucederá. Bale ya se encargó de tapar bocas con una gran jugada en el segundo tiempo para servir el gol en bandeja a Benzema. Esa es la línea a seguir por el internacional galés. Filosofía que, por otro lado, lleva a rajatabla desde el primer día en la capital de España. Bale suma 24 asistencias en 73 partidos con el Real Madrid. Por cierto, con el de hoy ya son siete pases de gol a Benzema, cuatro más de los recibidos por el extremo del francés.

Las etiquetas son fáciles de poner y tremendamente complejas de quitar. Los números en cambio dan la razón a Bale, un jugador generoso y clave para el Madrid. La memoria a veces es frágil, pero no conviene olvidar las finales de Copa del Rey y de Liga de Campeones de la pasada temporada. Dos títulos en los que Bale fue goleador y protagonista. Aguante, Gareth.