Ancelotti y el síndrome Queiroz

San Mamés confirmó la crisis del Real Madrid. El conjunto blanco perdió por incomparecencia después de otra semana completa para preparar un partido. El Athletic aprovechó su dulce momento y, a pesar del cansancio por la Copa del Rey, pasó por encima de un equipo sin alma ni fútbol. Ancelotti sacó pecho en la rueda de prensa previa y los de Valverde le pintaron la cara. Mano blanda, mano dura... da igual. En Bilbao se vio a un entrenador sobrepasado por la situación y sin los recursos tácticos necesarios para dar la vuelta al encuentro. Ancelotti volvió a fallar, y lo más preocupante es que cometió exactamente los mismos errores que escasos seis días antes contra el Villarreal.

A Ancelotti se le está quedando cara de Queiroz. Este Real Madrid maravilló en la primera parte de la temporada, pero desde el Mundial de Clubes está metido en un crisis física y de resultados. En la temporada 2003/2004, con Queiroz en el banquillo, el equipo blanco hizo un fútbol exquisito y mantuvo el liderato hasta la jornada 31. Sin embargo, la final de Copa ante el Zaragoza supuso un shock para aquella plantilla. Fue el preludio de lo que sería un horrible final de campaña. El Madrid terminó cuarto en Liga y eliminado de la Champions League por el Mónaco de Morientes. En enero de 2004 se hablaba de triplete y solo 100 días después el apocalipsis había llegado al Bernabéu. De aquel gol de Galletti en la prórroga a la goleada del Atlético en el Calderón. Once años después, dos técnicos diferentes, pero con demasiados puntos en común.

Y es que Carlo Ancelotti está presentando numerosos síntomas del síndrome Queiroz. Un exceso de mano izquierda mezclado con incompetencia táctica en situaciones de estrés. Ancelotti necesita encontrar la receta urgentemente. La otra solución es contratar los servicios de un esperitista para que aleje al fantasma de Queiroz que actualmente sobrevuela el Bernabéu. El crédito del italiano se ha terminado. De aquí a mayo contará con un préstamo exprés de Cofidis para terminar la campaña. O gana un título, o sus días de sol y jamón en la capital de España habrán llegado a su fin.

Los jugadores tampoco deben irse de rositas. La fiesta del 'rompetarimas', la cena de la conjura, las vacaciones de los lesionados... ¿y el fútbol? ¿Dónde se ha quedado el fútbol? Hay que exigir mucho más a una plantilla que está capacitada, como ya ha demostrado anteriormente, a practicar un gran juego. Nadie se salva, todos necesitan más implicación y compromiso. Este Real Madrid pasea por el campo una apatía vergonzosa. Hay que meter la pierna, correr y dejarse el alma sobre el campo. La actitud condescendiente de Ancelotti ejerce de cómplice de un equipo que ha perdido el hambre. Una voz a tiempo arregla muchas cosas. No Carlo, no está todo controlado. La situación es crítica... y en dos semanas el Real Madrid visita el Camp Nou.