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En la Liga española pululan demasiados "Calimeros"TODOmercadoWEB.es
miércoles 2 diciembre 2020, 01:00Editorial
de Manuel Rodríguez

En la Liga española pululan demasiados "Calimeros"

“Llorar no es de débiles. Nacimos llorando porque llorar es tomar aire, sacar lo que nos duele y seguir adelante”.
La Liga española va a su ritmo, todavía son pocos los partidos jugados para que los “listos” saquen ya conclusiones definitivas. El Barcelona entró en el estado típico del “¿Por qué…?”, aquella situación “negacionista” que, en su día, impuso Mourinho también en el Real Madrid. Ronald Koeman no se explica que el Real Madrid le ganara en Barcelona de manera clara por 3-1. Seguramente lo entendió mejor cuando en el partido contra Juventus en “Champions” el árbitro anuló tres goles a Morata, uno de ellos con intervención directa del VAR. Incluso, en el partido contra Atlético de Madrid, en la jornada del 23. Noviembre, lo malo no fue que se perdiera por 1-0 con fallos del casi infalible Ter Stegen y por la desordenada acción de Piqué, antes de que éste se lesionara en la rodilla para los próximos 8 meses. El fútbol, sus protagonistas, se emocionan y rompen a llorar confirmando que son personas sensibles, actitud contraria a la de “Calimero”, sinónimo de quejica llorón, víctima de desgracias cuya culpa intenta echar a otro. Figura demasiado exhibicionista. La Liga española actual es “victimista”, de lo que menos se habla es de fútbol. Nyom del Getafe colgó en su “Instagram” oficial una historia peculiar con la letra de una canción que insistía “lloro, lloro” constante (“Joro” y su autor Wizkid, publicada el mismo día de la conmemoración de la independencia de Nigeria). También leí (Clarín, 31.08.2012) que “La vieja (y mala) costumbre de llorar, cuando la taba no cae como se quiere, siempre dispone de un capítulo más en un fútbol argentino que no aprende ni aprenderá jamás: antes que ejercitar la autocrítica, llámense rivales, árbitros, manos negras, AFA o, simplemente, mala fortuna. Técnico o jugador que pierde – o que no gana -, técnico o jugador que gambetea mirarse hacia adentro para enarbolar un sinnúmero de pretextos, hasta los más ridículos”. En “Lágrimas futboleras” leí: “Lo cierto es que sobran “llorones. En River se la pasaron “llorando” desde el domingo porque San Lorenzo se colgó del travesaño, como si no hubieran sabido que los equipos de Caruso Lombardi siempre juegan así. ¿La culpa es de Caruso? No. La culpa es de River, que no supo cómo ganar. ¿Entonces? A llorar”. En www.revistavanityfair.es 14. Julio. 2014: “Goles, paradas, faltas o tarjetas son imágenes comunes durante un Mundial, pero los futbolistas también lloran. Acabada la competición, hacemos un repaso por las instantáneas más lacrimógenas del mundial (y de otras competiciones)”. Alemania logró el gol de la victoria que le permitió ser campeón del mundo y Schweinsteiger lo celebró llorando en Maracaná. Neymar no lloró por los siete goles que recibió de Alemania sino por su lesión de espalda contra Colombia. Cuando España terminó de jugar contra Australia, David Villa lloró porque había terminado su carrera en el Mundial. Y Raul, un tío duro, se retiró del fútbol lleno de lágrimas, en Schalke jugó su último partido. Un “minicuento” de Julio Cortázar bajo el título de “Instrucciones para llorar” sería bueno para los “Calimeros” : “Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llano se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos”. Espero que sea suficiente…