ATLÉTICO, TIRA LOS DADOS OTRA VEZ

Perdió el Atlético. Alguna vez tenía que hacerlo. Suficiente para que algunos descorchasen el champán que habían puesto a enfriar en la nevera. Un abanderado de la imitación de Sálvame, con su simpatía y elegancia habituales, se apresuró a dejar su marca: "El Atleti ya está a 5 puntos. Pronto papá estará encima de mamá. Como toda la vida". A su sesudo análisis, un tratado de originalidad y buen gusto, se sumaron teorías repetidas como mantras. Hubo periodistas que teorizaron que la diferencia está en que, aunque Messi y Cristiano no marquen, el Barça y el Madrid ganan; mientras que si Falcao no anota, el Atlético pierde. Otros significaron que el globo del Atlético se ha pinchado a la primera de cambio, porque no da para más. Otros tiraron de sorna para insinuar que el Atlético ya nota el aliento del Madrid en la nuca. Y por haber, hubo hasta quien descubrió anoche, atención, exclusiva, que al Atlético le falta un jugador de calidad para acompañar a Arda en la creación (aleluya, bienvenidos al club, la inversión del Atlético en fichajes fue de un millón de euros). Casi todos coincidieron en su ideario: todo ha vuelto a la normalidad, el Atlético ya pierde. Eso vende.

Nada que no supiese ya la afición del Atlético. A su equipo le esperaban con la recortada cargada, a la vuelta de la esquina, no sea que el negocio se resienta. Normal. Hay ultrillas mediáticos de poca monta que no toleran que el Atlético haya dejado de ocupar el mismo espacio que los cupones de la sopera completa oficial de su periódico. Para ellos, todo equipo que no sea los dos de siempre, está sometido a una partida de dados. Si gana 23 veces seguidas pero pierde una, tira el dado. Si saca uno, dos, tres, cuatro o cinco, le matan. Y si saca seis, le obligan a tirar otra vez. Nada nuevo bajo el sol en un país cuyo periodismo se limita a pontificar sobre los dos de siempre, desechando otras opciones para ningunear, de manera sistemática, los méritos de cualquier aspirante a alternativa de poder, se llame Atlético, Málaga, Valencia o Sevilla. Así funciona el negocio.

El relato de quienes confunden sus deseos con la realidad, pasó por alto pequeños detalles. Que perder ante el Valencia, un gran equipo, no es un drama. Que Simeone, como Gabi ante el Jaén, recriminó al árbitro que hubiese expulsado...a un rival. Que ningún atlético abrazó el revisionismo arbitral tras dos penaltis a Falcao, algo que habría sido objeto de debate nacional si le hubiese pasado a los dos de siempre. O que Simeone no se puso a correr como la niña del exorcista por las escaleras, cabeza abajo, con la boca llena de espumarajos y gritando al viento que existe el villarato. No, este Atlético, tuvo la dignidad que no conocen quienes le faltan al respeto por sistema. Hizo gala del señorío que otros usan como gag, tuvo una actitud irreprochable y murió con las botas puestas. Hasta anoche supo ganar. Ayer demostró que sabe perder. Perdió tres puntos, pero goleó en imagen. Aunque eso no venda. Salud y buen provecho.