XENOFOBIA CONTRA CRISTIANO

Goleó el Madrid en Mallorca, secundario. Mourinho cobró cuentas pendientes por Khedira, secundario. Essien y Modric estuvieron notables, secundario también. Por desgracia, la noticia, la peor noticia, fue el trato vejatorio que sufrió Cristiano Ronaldo. No fue la primera vez, ni por desgracia será la última. Cánticos ofensivos, despectivos, xenófobos... Lo asumió como algo natural. Cohabita desde que llegó a España, como si fuese un crimen jugar para el Real Madrid y ser un icono mundial. El fútbol patrio tiene un gravísimo problema. Podemos ocultarlo y poner miles de excusas, pero deben tomarse medidas.

¿Y si Cristiano decidiera irse en mitad de un partido? Estaría en todo su derecho y nos sonrojaría ante el mundo entero. El país que tiene encandilado al universo balompédico quedaría avergonzado por sus aficionados. ¿Debería hacerlo? Rotundamente, SÍ. Este país solo aprende de esa manera. Es menos xenófobo un grito imitando el sonido de los simios que un "ese portugués, que hijo puta es": NO. Alguno, todavía, le tildaría de prepotente, egocéntrico o chulo sin escarbar en la raíz del problema.

Da igual el equipo (Real Madrid, Atlético, Valencia, Barcelona, Athletic...), el jugador (Messi, Cristiano, Soldado, Falcao, Joaquín...), es denunciable. Una persecución detestable, alentada por aquellos que han disfrazado al portugués como si fuese el 'antihéroe'. Quizá llegue el día que Cristiano Ronaldo diga BASTA. Y no es cuestión de colores, afinidades o sentimientos, es cuestión de RESPETO.

En Almería, en su primera temporada de blanco, y sin la presencia en el banquillo de José Mourinho, CR7 vivió un ataque indiscriminado. Al terminar el duelo, golazo incluido, se refirió a aquellos como "unos tontos", habituales de todos los recintos deportivos. El Molinón, San Mamés, El Sadar, Vicente Calderón, Camp Nou... han proferido cánticos denunciables contra un jugador que está haciendo historia en nuestra Liga. Deleznable. Llegará el día que un árbitro lo recoja en un acta; llegará el día que se sancione a aficionados como se hizo en su día en el 'Affaire Cantona'; llegará el día que se respete a aquellos que nos hacen más grandes. Llegará ese día, pero seguramente, ya será tarde.